miércoles, 25 de julio de 2007

Los topus rulean

Siempre me pregunté por la fascinación de mis congéneres, léase hombres argentinos, por la putidad.

Desde pequeño siempre me intrigó saber por qué los hombres se ríen y/o disfrutan de ver a actores travestidos en minas, haciéndose los mariolas o jugando roles que pasaban de ambiguos (que es otro tema, ya llegaremos).

La historia de la comedia argentina está llena de comicastros y hasta reales actores cómicos que en algún momento se calzaban los ruleros, el batón, o el abanico y las castañuelas para andar revoleando la cadera por ahí. Los más recientes son los que interpretan La jaula de las locas (originalmente una sátira sobre la hipocresía de determinados prohombres de la sociedad biempensante), o Víctor Victoria, una muy entretenida comedia de enredos, mecanismo de relojería perfecto en su versión fílmica original y hasta híper-ácido para con las poses masculinas estereotipadas.

Hay un actor que por su características físicas nos vendría bárbaro para jugar de ala pivot en el equipo de veteranos de básquet en el club. Sin embargo, ahí anda, con novio oficial y todo y hasta le hicieron fotos en bolas (nunca más apropiado el término) en la Rolling Stone nacional. En el Rosedal los jueces dan marcha atrás (nuevamente el término es certero) porque parece que no pueden resistir ciertos placeres prohibidos. Gente que conozco afirma que está todo bien tener esos gustos, uno es macho igual, total, "si está de espaldas está todo bien" (perdonando la mesa...).

Al mismo tiempo de todo esto, Miguel Bosé (inmortalizado por Joaquín Sabina como una chica Almodóvar junto Carmen Maura y otras) dice en un reportaje hoy por la tele que no entiende por qué a él nunca le fue bien en la Argentina, a diferencia de lo que pasó en el resto de Iberoamérica, donde se cansó de vender discos. Yo te explico, Miguelito: porque los machos argentinos de pelo en pecho (como vos, sin ir más lejos) no nos bancamos no saber para qué equipo jugás, que en la misma peli podés cantar un bolero enfundado en medias de nylon y dos escenas después te la enhebrás a la Victoria Abril colgada de un perchero, con sus tetitas XS asomando por encima del vestido strapless.

Lo que no nos bancamos, Miguelito, es que seas tan como nosotros. Volviendo a Sabina, como el Ibérico Don Juan transformado en Juana la Loca.

Ahora los dejo, che, me voy para el lado de Palermo no sea cosa que aparezca otro juez pedorro que me arruine el programa de las tardecitas.

5 comentarios:

yo dijo...

Buenísimo lo de Bosé, es totalmente cierto.

Ayer en un programa decían eso: "atrae a hombres y mujeres" y hace tiempo se corría el rumor de que Alejandro Sanz se había cansado de las mujeres y se había ido a vivir con Miguel(¿?)

aayyyyyy...

a mi él no me gusta...

Roedor dijo...

Lo mejor que podría hacer Alejandro Sanz es cansarse de hacer canciones, pero parece que en el futuro cercano no vamos a tener esa suerte.

A la mayoría de las minas los atraen los gays, pero por una cuestión de comodidad: no tienen que estar con la guardia alta porque ese tipo seguro que no se la va a querer llevar a la cama.

yo dijo...

salvo las que tienen el morbo de "transformarlos", je je.

Roedor dijo...

Sí, esa es una fantasía común en el universo femenino. Conocí a una mina casi pariente, digamos, que intentó "convertir" por todos los medios a un gay asumido. No le fue bien, por supuesto. Lo que pasa es que ahora que somos todos modernos, damos y recibimos por todas partes, vistessssss?

yo dijo...

jejeje!!!!!
es cierto (bah, yo no)