miércoles, 25 de junio de 2008

Placer culposo


Eu nao sou gay, como decía el viejo Ney, aunque nunca le creí demasiado.

Pese a ello, no sólo me gusta Madonna, sino que también me gusta Cher (y hasta Liza Minelli, ¡horror!).

No pude encontrar el video de Just like Jesse James que está en el DVD de su no tan reciente ni tan viejo Farewell Tour, que de despedida no tuvo nada. Era el que empezaba con una canción de U2, creo que Where the streets have no name.

Cher siempre me pareció un bicho raro, tan kitsch ella, tan a la sombra de su finado ex, tan buena actriz, tan fea pero tan atractiva, tan en pose de estrella pero también dueña de un vozarrón potente y afinado como pocas de sus colegas, que supo mantener en el curso de su dilatada carrera y muy agitada vida.

Una especie de Moria Casán ligeramente más fina y bastante más talentosa, siempre me cayó simpática porque en el presunto ocaso de su carrera se lanzó a las máquinas con fe y hace casi 10 años su megahit Believe incluía (como un feature puesto adrede) el famoso efecto distorsivo de voz mal llamado autotune que hoy en día utilizan de manera descarada un montón de figurones que desafinan hasta cuando tocan el timbre. No lo necesitaba, pero lo usó como efecto especial y se adelantó unos años a la época en el mismo acto. Lástima esas pelucas, pero bueh, nadie es perfecto.


En el video de esa gira, cuando presentaba esta canción hablaba un largo rato quejándose, diciendo que era su única cowboy song (en este video, bastante más reciente, presuntamente de este año) dice que es lo más parecido al country que hizo en su carrera. También recuerdo que agregaba que odiaba cantar esta canción porque tenía "mucha letra". Yo la conocía de memoria, y no alcanzaba a darme cuenta a qué se refería hasta que se puso a cantarla. Con soltura, porque es una gran cantante, pero a más de uno le faltarían pulmones para darle de principio a fin sin pestañear.

Enjoy.








lunes, 23 de junio de 2008

Domingo invernal hot


Anoche estaba boludeando por ahí, tratando de combatir el embole y clásica depresión dominical (y eso que Boquita hizo 6...), y me topé en MGM con el enésimo re-run de Lolita, la peli de 1997 dirigida por el (generalmente con justicia) denostado Adrian Lyne, con Jeremy Irons, Melanie Griffith y Dominique Swain. La cinematografía es sencillamente brillante, al igual que la reconstrucción de época.
Sin embargo, las mentiritas hollywoodenses me siguen causando gracia: la Dominique está para partirla al medio... pero en esa época tenía 17 años y la protagonista de la novela de Nabokov bastante menos (no la leí, de paso).
El usualmente cara de piedra Jeremy Irons hace muy bien en alejarse del cacho de carne vencida de la Griffith (que tan buena estaba en Body Double de De Palma) para tratar de enredarse con la pendeja, y la peli es un traspié tras otro de un tipo que ve que su destino es quedar definitiva y permanentemente enredado con ella, no busca algo de dulce piel inocente donde regodearse y ya. No. La cosa pasa por otro lugar y me puse a sacar cuentas de la edad de Irons (no necesariamente del protagonista) cuando hizo la película: un par más de los que yo tengo actualmente.
Me pregunto si en unos dos años o por ahí a mí me van a poner nervioso los sostenes apenas rellenos, las chicas que comen chupetines o bananas como Dominique Swain, que no saben darle un beso a un hombre (muy buen detalle del director) o se ponen falditas cortas, zoquetitos blancos y zapatitos guillermina.
Mi segunda reacción fue: OK, puedo explicar que no me excite una colegiala de la edad de pantalla de Lolita, aparentemente unos 13/14 años, pero la actriz que yo estaba mirando tenía 17 años reales en ese momento.
Estoy en problemas, me dije.
Ya escribí hace un tiempo de cómo me atraen las mujeres con historia. Pero sigo tratando de entender (y no lo consigo) porqué a algunos de mis congéneres, algunos de ellos visitantes asiduos del rubro 59 que buscan "colegialas con pollerita escocesa", los pone locos el hecho de ir y conquistar ese terreno casi inalcanzable a esta altura y (presuntamente) perdido en la noche de los tiempos adolescentes.
Espero no estar en un turning point.
Y si lo estoy, dentro de un tiempo les agradeceré que me lleven cigarrillos al lugar donde me toque estar.
Pero por ahora estoy bien acá. Por ahora.


viernes, 13 de junio de 2008

Snake

Demasiado pasear por otros blogs musicales me ha hecho volver al vicio de postear cosas que siempre me gustaron y que quizás sirvan para que alguien este fin de semana escuche algo distinto.

Robert Downey, Jr. es un actor que siempre me pareció muy bueno, lo vi en unas cuantas películas. Tiene su costado descontrolado como cierto ícono pop argentino que en estos días descarriló fiero, pero ese es otro tema. El tipo grabó hace algunos años un disco muy lindo, The Futurist, muy recomendable, con un estilo pop muy limpio y pulido, y algunas lindas canciones.

Uno de los films que protagoniza Downey es Two girls and a guy, una peli "chiquita" como se dice ahora, del año 1997, que pasó casi inadvertida acá. Actúan un par de minas y él nada más, mucho diálogo, soledad existencial y de la otra, ritmo un tanto lento, etc.

Cuando llega el final de la peli, Downey se sienta al piano y toca esto. La canción es de su autoría, se llama como el título de este post, no aparece en The Futurist pero tiene una versión cantada y más arreglada (y con una "s" agregada al final, cosa rara) en una compilación de la banda de sonido de Ally McBeal, serie que protagonizó el Robert. No es tan melancólica y hermosa como la original, que es sencilla pero efectiva y es la que aparece en la película tocada por el propio Downey. Spoiler alert!, comodicen los gringos (¡estás mirando el final de una película!). Así, con esa canción, termina la peli, pero si quieren escucharlo sólo a él, salten hasta cuando el relojito marca 4:08.

Enjoy.




jueves, 12 de junio de 2008

Un hombre libre en Paris


En abril de 2000, en New York City, hubo un tributo de estrellas a Joni Mitchell. Se hizo un programa de tele, y en la mula anda dando vueltas la versión sonora. Altamente recomendable, sin desperdicio. En youtube también hay videos de las performances.

La lista de canciones impresiona por lo que se cantó y quién lo hizo (y en algunos casos, por cómo lo hizo o hicieron):

Wynonna & Bryan Adams - Raised on Robbery
Cyndi Lauper - Carey
Richard Thompson - Woodstock
Shawn Colvin & Mary Chapin Carpenter - Chelsea Morning/Big Yellow Taxi
James Taylor - River
Wynonna - You Turn me on I'm a Radio
k.d. Lang - Help Me
Cassandra Wilson - The Dry Cleaner from Des Moines
Sweet Honey in the Rock - Circle Game
Shawn Colvin & Mary Chapin Carpenter - Amelia
Richard Thompson - Black Crow
Elton John - Free Man in Paris
Diana Krall - Case of You
Joni Mitchell - Both Sides Now

En la foto se ve a Cyndi Lauper haciéndose la babosa, al maestro Richard Thompson ahí atrás (de tradicional boina y vestimenta totalmente negras, como siempre), y a la derecha Mary Chapin Carpenter, una excelente cantante y compositora folk que lamentablemente acá (y en casi todo el mundo) no juna casi nadie.
La Mitchell tiene fama de exigente, obsesiva, hinchapelotas, perfeccionista, caprichosa y otras virtudes propias de los genios. La frase siguiente (más o menos parafraseada) la pronunció alguien con bastante chapa y fama haciendo mención a esa característica de la homenajeada y al cagazo que experimentaban veteranos de la escena en esos momentos:
"It's amazing what's going on back stage. All these gifted musicians, scurrying about nervously, saying 'oh my god, I can't believe I'm going on stage to perform a Joni song - right in front of Joni! And you know, I feel the same way, and I've performed before the Queen of England!'"
"Es sorprendente lo que está ocurriendo en el backstage. Todos estos músicos dotados, correteando por ahí nerviosos, diciendo, oh Dios mío, ¡voy a salir al escenario a tocar una canción de Joni... frente a Joni! ...Yo me siento igual, ¡y he tocado delante de la Reina de Inglaterra!"
Inmediatamente a continuación se despachó con esto, y le voló la peluca a todos (menos a él, por supuesto).
Enjoy.

miércoles, 11 de junio de 2008

Pobre amor, llámenlo


Pobre amor, llámenlo

Mis amigos no pueden creer que se pinchó
como una gota de rocío al hacerse beber
no sé porqué no se vuela en las mañanas
no sé, no sé
hoy carlos partió sin esperas desde un no lugar
y algo que noquea nos quedó aquí como el speed de la luz
acaso un adiós,
un puente de telecaster
no sé no sé
pobre amor
pobre amor
este amor
pobre amor
o no hay más fulgor
o sus ojos lo pudieron asir
con ambigüedad de colmillos y de pibes de aquí
y cae a un cassette
que le sangra dulcemente
Duran Duran, oh
pobre amor
pobre amor
este amor
pobre amor
es que ayer
yo te vi en un mundo gris
que ya pasó
y hay una luz
sólo hay una luz
sólo hay una luz
y acaso más nada en este mundo
un mundo para soñar
pobre el perdón
que habilita lo que ayer clausuró
ni mis amigos lo pueden creer
y otros ni la ven
loca canción
que nos curte desde el alma
quizá quizá
pobre amor
llámenlo
pobre amor
este amor
este amor
es una colisión
pobre amor
llámenlo
Luis A. Spinetta

lunes, 9 de junio de 2008

Lo que es no tener cara


Hay lugares mejores en París, sin duda. Hasta yo podría haber elegido una foto mejor, un tanto más chic. Pero sin dudas que la Place de la Concorde no es el equivalente de los suburbios ex-industriales porteños, ese ámbito donde la pobreza se huele. Yo estuve allí, y no está nada mal.
Ayer o antes de ayer, el ex ministro de Economía Lousteau fue "escrachado" por un grupo de elegantes ciudadanos argentinos en un restaurant mientras intentaba cenar en compañía de gente conocida, entre ellos el mismísimo embajador de nuestro país en Francia. Esto se lee: no era un fast-food, el lugar.
Los indignados compatriotas se pusieron a gritarle, acusándolo de "hundir el país" y esas cosas.
Los mosaicos del lugar, que no comen vidrio, invitaron gentilmente al sr. Lousteau y sus acompañantes (no menos de seis personas) a retirarse para no generar despelote.
Me pregunto con cuánta autoridad moral esos compatriotas (según las noticias, muchos habían ido a presenciar el torneo de Roland Garros, al igual que cierto ex ministro de la Corte Suprema en otras épocas) dicen lo que dicen.
Y no hablo de cosas ilegales. Casi cualquier persona que tenga los recursos para tomarse esas lindas vacaciones posiblemente se haya quedado con algún vuelto en la "cadena de valor" del trabajo. Esto tampoco implica sugerir ilícitos, como dije antes. ¿Cuán "sufrientes" son? ¿Dónde estarían si en sus cosas les hubiera ido bien, o sea si el sr. Lousteau no los hubiese castigado con su mala praxis? ¿Dueños de un ala completa de ese hotel en Dubai que parece un velero en medio del mar?
Todo esto, sin avalar la orientación política y ecónómica del ex ministro (que no la avalo), me parece una pura y simple payasada.

miércoles, 4 de junio de 2008

Smooth criminal

Tengo varias cuentas gratuitas de mail. La mayoría de ellas en yahoo, y por razones varias. La principal de ellas: el estar suscrito a unos cuantos sitios o listas de correo, y para poder diferenciar unos de otros, temáticamente. Esto, por supuesto, está hecho para evitar (minimizar, no soy tan optimista) el innoble spam en mis cuentas “pagas”.

Todos conocemos los gadgets anti popup y esas cositas. Pero ahora los muchachos han hecho evidente un truquito que ya venían probando otros con “falsas” ventanitas donde la cruz para cerrarla en realidad era la exterior y no la interior y esas triquiñuelas (los habituados a navegar saben de qué hablo, usualmente eran de casinos online y esas cuestiones).

El yeite ahora pasa por tener un preview del correo de yahoo, entonces cuando uno pasa raudamente el mouse para cliquear en la opción correo, más raudamente pasa, como esperándonos en la esquina para pecharnos, una publicidad móvil de un auto, o de una cadena de hamburgueserías. Quienes nos movemos con soltura en esos sitios tenemos el dedo más rápido que el cerebro (lo cual en mi caso no es demasiado mérito), con lo cual las consecuencias son nefastas. Ya he desarrollado algunos reflejos para no caer en las garras virtuales pero no siempre me va bien.

Este episodio tiene como resultado que, sin tenerlo en nuestros planes, nos encontramos abriendo una ventana que nos comenta las bonanzas que nos acarrean las dobles puertas laterales corredizas en un vehículo utilitario sin parangón, o una apilada de ingredientes en sánguche que dejaría pálido a Mr. Bumstead, el del viejo comic.

Todos sabemos que nos están dando espacio para almacenar porquerías a cambio de poca cosa. Pero no a cambio de nada. Y eso es lo que nos recuerdan estas patoteadas navegatorias: vos te venís para acá y vas donde yo quiero, ¿me entendiste? ¿O te creías que la ibas a llevar de arriba antes de ir a abrir tu cuentita tramposa para arreglar asuntos oscuros los jueves a la noche?

Como una versión delicada y aggiornada de los matones que nos meten de prepo en una puerta tenebrosa de un oscuro callejón para hacernos saber que ellos deciden sobre nuestras vidas, los muchachos de yahoo (y muchos más) nos acechan a la vera del camino. Y se aseguran de que los veamos. Porque, entre otras cosas, saben dónde vivimos. Más de lo que creemos.