domingo, 25 de mayo de 2008

Viena, Montecarlo y Santiago del Estero

Ayer fui a ver esta peli:







Los Falsificadores, película austríaca, última ganadora del Oscar a la mejor película extranjera (extranjera de USA).

Esa escena y una más son las únicas glamorosas: el resto transcurre en una sordidez apabullante. Un tipo a quien conozco por asuntos de laburo, judío él, me dijo: "yo no voy a ver más películas sobre los nazis" (pronunciando natzis, como corresponde). ¿Por qué? "Porque no puedo entender cómo a esta altura del siglo XXI todavía hay tipos tratando de convencernos de que eran muy mala gente, como si hiciera falta."

De todos modos, la historia tiene otra trama de lealtades y agachadas, más allá del consabido "basado en una historia real" que me da por las petunias como me encargué de aclarar hace un tiempo.

Pero el impacto de mirar la peli comenzó con los títulos. La inmensa mayoría de las canciones son originales interpretados por el finado Hugo Díaz, un clásico tanguero detrás de otro.





Una armónica mágica, una guitarra pelada, tanta belleza en medio de tanta desolación, me hicieron cagarme doblemente en los natzis.


Las cosas en su lugar


El otro día pasé por delante de la iglesia de la escuela donde iba cuando era chico. Había un casamiento, auto con ese moño ridículo, gente vestida de pingüino, novia y acompañantes. Mis hijos estaban conmigo y lo miraban como raro: nunca fueron a una ceremonia religiosa. En mi posición sería fácil poner risita con sorna escéptica, pero no lo hice. Seguí de largo.

A los pocos días pasé nuevamente y me metí para admirar un mural de Soldi que hay dentro que se inauguró mientras yo estaba en la primaria. Pese a la temática religiosa, el mural me gusta mucho y me da como paz mirarlo, inclusive teniendo en cuenta que Soldi en esa época ya trabajaba de Soldi y mandaba todas o casi todas sus obras de taquito, repitiéndose en su inmenso talento, pero repitiéndose al fin.

Las dos cosas (el matrimonio en ese ámbito, y la creencia en sí) tienen que ver con la iglesia, tienen que ver con la fe, y en ambos casos me parece que es confortable vivir en estado de semigracia con la persona que uno eligió (o que lo eligió a uno), y también encontrar un confort, un reaseguro en algo que no puede discernirse racionalmente como es la fe.

Es cómodo, es lindo.

Mi incomodidad existencial me inspira más cosas, pero a diferencia de hace unos cuantos años (aunque en realidad no tantos) la gente que elige estar en esos lugares no me parece ridícula. Posiblemente esos lugares sean los ideales para estar, no lo míos, pero ideales al fin. ¿Será así?

Tener dudas me gusta y me molesta al mismo tiempo.

jueves, 15 de mayo de 2008

Not so desperate housewives


Cruisin’ through Núñez/Belgrano en vehículo.

Yo: Por acá, por esta plaza, a veces la veo a la mamá de Lucas pasear al perro, temprano a la mañana.

Roedorcito 2 (a la sazón compañero y amigo de Lucas, último tramo de la primaria): Sí, viene todos los días.

Roedorcito 1 (no tan "ito", ya adolescente): Claro, si no tiene un carajo que hacer…
Yo: ¿No trabaja la mamá de Lucas? (mal formulada la pregunta, me digo interiormente, pero ya es tarde).
R2: Sí, trabaja en la casa.
Roedorcito 3 (primer tramo de la primaria): Como la mamá de Felipe.
Yo: No, pero la mamá de Felipe es diseñadora gráfica (segunda metida de pata).
R3 (con lógica irrebatible): Sí, pero trabaja en la casa, vos la viste (es cierto, fui más de una vez y ahí tiene un arsenal de hardware y software que vale una pequeña fortuna).
R2: No, lo que yo digo es que ella trabaja haciendo las cosas de la casa.
R3 (más lógico todavía, lamentablemente este pibe pinta para ingeniero): La mamá de Felipe trabaja haciendo las cosas de la casa.
Yo (intentando aclarar a R3, pero oscureciendo, tercer moco en tres intervenciones): No, lo que te quiere decir tu hermano es que la mamá de Lucas no trabaja como trabaja mamá, por ejemplo.
R3: Pero la mamá de Felipe trabaja en la casa. Mamá también (más lógico, todavía, su madre es profesional independiente como la mamá de Felipe).
R1 (hinchado las pelotas): No, man, lo que quiere decir es que la mamá de Lucas se rasca las pelotas todo el día, es de esas minas que no tienen un carajo en la cabeza y no hacen nada útil.
Yo (un tanto asombrado): Tus dos abuelas nunca trabajaron fuera de su casa, y menos como diseñadoras gráficas, y me consta que están lejos de ser taradas. Las hay de ese tipo, pero también hay diseñadoras gráficas y médicas y contadoras y empleadas administrativas taradas, trabajar fuera de la casa no te da chapa de inteligente o preparado (se supone que el pibe este entiende este nivel de discurso apenas por encima de lo elemental).
R1: Nah, nada que ver (risita sarcástica).
R2: La mamá de Lucas sí que labura en la casa: se ocupa de Lucas, del perro, del papá de Lucas, de limpiar, lavar la ropa, yo voy muchas veces a su casa y siempre está haciendo algo…
R1: Eso no es hacer algo, es ser ama de casa.

A veces duele reconocerlo, pero es bueno tenerlo frente a la jeta.
Tantos años de prejuicio siempre dejan secuelas. Hace mucho tiempo que dejé de pensar que un ama de casa era poco más que un utensilio de cocina o un electrodoméstico que camina, más o menos para la edad del R1. Pero en el diálogo diario, en las formas lingüísticas coloquiales, old habits die hard.

Y percepciones son realidades.

R1 y yo tenemos una charla pendiente. Nada me garantiza que yo no haya tenido influencia, aunque sea mínima, en su manera de pensar.

Feo mirarse al espejo, ¿no?

Más de uno debería hacerlo, me parece.




martes, 13 de mayo de 2008

Shegua

Yo estoy convencido de que es así.

Sí, se escribe “convencido de”. No, no me equivoqué.

Un par de aclaraciones que ya hice porque voy a volver a reiterar, monotemáticamente, conceptos que ya vertí antes: no soy peronista, nunca lo fui, nunca los voté, me parece un partido esencialmente autoritario y de origen fascista (que no tiene nada de malo intrínsecamente, pero con lo que no estoy de acuerdo).

Adicionalmente, tanto la Sra. Presidenta como su marido, el presidente anterior, me caen especialmente mal, me parecen autoritarios, vengativos, ultra-calculadores y de una crueldad casi extrema, condiciones que, sin embargo, creo que casi todo político que quiera ser exitoso debe tener. De hecho, admiro en los dirigentes peronistas de fuste la manera que tienen de manejar el poder, tanto cuando están en el oficialismo como en la oposición.

Dicho esto, me gustaría destacar nuevamente que estoy convencido de que toda esta pueblada paqueta que se evidencia, entre otras cosas, con los caceroleos de Pacheco de Melo y Billinghurst o Sucre esquina O’Higgins me parece motivada en que quien ejerce la primera magistratura del país es una mujer.

Cuando hace un tiempo la Sra. de Kirchner hizo esta mención en un discurso, le dieron para que tenga, y quizás tenían razón sus críticos porque lo dijo de muy mala manera (como es su estilo), pero no estaba nada errada en la esencia: este es un país machista y esas cosas no se perdonan.

Las señoras gordas celulíticas y cornudas esposas de esos dirigentes de campo absurdos que gritan y cortan caminos (¿estos pueden y los piqueteros pobres no?) le tienen pura y simple envidia. No porque la Presidenta no sea gordichuela, ni sea celulítica, que abuse del bótox, tenga feas piernas y sea un tanto caderuda. Lo es. Todo eso junto y más. Hasta cornuda parece que es (si no, ver el incidente de la pasajera en trance del avioncito con la valija llena de billetes).

Pero además de la canallada de hablar sobre el precio de sus accesorios textiles o de marroquinería, o de las extensiones que tiene en su cabeza, hay otro mensaje: las mujeres están para ejercer el poder en las sombras, no de frente manteca, en la jeta y gritándote las cosas.

Las señoras de Barrio Norte y Belgrano chic se bancan que sus maridos se empernen a sus secretarias, empleadas, contratistas o lo que sea, porque saben que al final ellos van a volver a casita y ellas pueden seguir viviendo en paz, en el lugar que la sociedad les adjudicó y con el que ellas están conformes, no cometiendo la osadía de encargarse de “cosas de hombres”, como andar mandando a todo un equipo de tipos (un gabinete de ministros) y las fuerzas armadas, y… etc.

Las mujeres no están para eso, piensan estas señoras, y por lo tanto lo expresan. ¿Por qué lo expresan? Porque el objeto de su ira no es un hombre. Y sus maridos indignados, tan machos que parecen por la tele, tampoco le hicieron estos desplantes a un montón de funcionarios que les metieron el dedo hasta el fondo de su dignidad, pero que eran hom-bres. Ellos también, los cornudos (todos somos cornudos, esa es otra hipótesis de fácil demostración a desarrollar más adelante), digo, los cornudos “se le atreven” a la Sra. Presidenta porque no toleran que una mina que no sea su esposa les dé órdenes. Nuevamente, las órdenes y las arbitrariedades de la Sra. Presidenta les son espetadas en el rostro, no de manera enroscada ni asordinada como lo hacen habitualmente sus cónyuges, que pese a todo están ahí. Por la ley de las compensaciones, las mencionadas gordas, cualquiera sea su edad, son perdonadas cuando ellos andan de malaria, y entonces ellan acceden ocasionalmente a abrir las piernas un rato para que sus frustrados maridos descarguen lo que no pudieron en otros lugares más gratos y con carnes más firmes.

Las mujeres cornudas de los gorditos del campo, las señoras bien vestidas (casi como esa) tampoco soportan que, a diferencia de muchas de ellas mismas, la Sra. Presidenta no sólo haya comenzado una carrera universitaria sino que la haya terminado. Que además haya tenido hijos y que paralelamente haya desarrollado una brillante carrera política. Todo esto dicho sin hacer juicios de valor: quien no piense que la Sra. Presidenta es una política brillante, está viviendo en otro país.

La Sra. Presidenta, finalmente, e insisto en llamarla así porque corresponde (nadie le decía Raúl o Carlos o Fernando a algunos presidentes anteriores), es el reflejo de lo que todas estas señoras y algunos señores no fueron, no son ni nunca serán, alguien que cruzó las líneas y se dedicó a hacer lo que creía correcto. Sigo sin emitir juicios de valor: no estoy avalando los actos de gobierno, ni siquiera su estilo como mujer política. La realidad es que la mina salió a la calle y a los codazos se abrió camino, fue dirigente, diputada y senadora mucho tiempo y no accedió a la presidencia (con millones de votos a favor) solamente porque era la esposa de su marido.

Como dijo una vez Samurai Jack en el viejo blog Barra de Seriales, justo ahora que esta mina me empieza a caer realmente mal (él se refería a su marido, en ese momento presidente) empiezan a hablar sus enemigos. Me pasa exactamente lo mismo. Todas estas bravuconadas están originadas en esa misma mezquina y vergonzante causa: una mujer que se atreve a hablar de otra cosa que no sea de chicos, faldas (aunque se las critican) y maridos incorregibles.

Toda esta digresión seudo sociológica y de cuestiones de género fue expresada mucho mejor, más fundamentada y mucho más sintéticamente por el Adivinador del Pasado en este lugar.

En realidad, yo amo a la Sra. Presidenta, pero creo que tiene un defecto insalvable: le gusta Víctor Heredia y todos esos cantantes “comprometidos” pasados de moda.

Qué asco.








Tragedy

Veo las noticias, y verifico que un cacho de viento en Birmania/Burma/Myanmar/whatever se carga arriba de 200 lucas de gente.

Mucho, ¿no?

En China, terremoto, 10 mil tipos abajo.

Un volcán se pone loco y te llena de cenizas la mitad Sur del país, inundaciones, tornados en el Caribe, ola de frío o de calor en cualquier lado. Personas que mueren, todo sucede TAN lejos...

Anoche soñé que pasaba "algo" en Buenos Aires, no recuerdo bien qué pero la sensación que tenía era como que desaparecía la mitad de la provincia de Buenos Aires o estaba por desaparecer, que algo siniestro se aproximaba (y eso que Duhalde dijo que no volverá a presentarse a elecciones...).

Entre los múltiples flashes que deja un sueño, ese patchwork incompleto que en su totalidad hace sentido (como se diría en Spanglish), recuerdo que aparecía el Lord Mayor de la ciudad donde nací y vivo diciendo que no había que alarmarse porque la metrópoli tenía infraestructura para el "aguante" (una contaminación de las declaraciones estilo García de Mrs. President).

El flash subsiguiente era: él y algunos de su calaña huían literalmente hacia los countries de la zona Norte, pensando que allí iban a estar a salvo, que la Parca no se iba a encargar de ellos, que estaban seguros en sus bunkers, tras las rejas y separados de la chusma que quedaba a la buena de Dios...

Me acordé de una escena que creo relata Ernesto Guevara de cuando todavía estaban en Sierra Maestra, durante un ataque sorpresivo del ejército cubano a las fuerzas rebeldes. Uno de sus compañeros tenía tal cagazo del tiroteo que para "protegerse" se escondió detrás de... ¡una caña de azúcar! El Che no sabía si seguir cuerpo a tierra para que no lo maten o ponerse a reír como un loco ante tamaña ridiculez. Finalmente, no lo mataron de puro orto, cuenta Guevara.

Estamos todos escondidos detrás de cañas de azúcar y nos están recagando a tiros, eso es lo que pensé después de despertarme y hacer el wrap up del sueño.

Todo es frágil, el mundo está dado vuelta y los mauricios del planeta pueden pensar por un momento que su situación es diferente. Pero no lo es.

Mientras tanto, yo cada vez que salgo a la calle miro hacia arriba para ver si caen cenizas de volcán o de bosques incendiados adrede.

No sé para qué, porque igualmente me la van a poner.

¿De qué estaba hablando? ¿De fenómenos naturales?

Ja.

Qué ingenuo.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Me expongo al papelón...

... y al escarnio.

Pero el que no pregunta no aprende.


Digo yo: ¿el Grupo Clarín sigue siendo dueño de Página/12, el boletín oficial de facto de la administración actual en la Argentina?
Si la respuesta es afirmativa, hay otra pregunta:
¿Nos están tomando por pelotudos o qué?

martes, 6 de mayo de 2008

Tell me lies, tell me sweet little lies...

Todavía se ve en las calles una publicidad donde a una cuarentona siliconada madre de una adolescente la califican de "orgullo nacional" y la comparan con una marca de automóviles que es una institución en Francia. ¿Qué?

En estos días otra cuarentona, esta vez rubia, casada con tres pendejos y reciente madre, aparece en fotos de una campaña de una conocida tienda por departamentos chilena, junto con la palabra "Hot". Un oxímoron, propiamente.

El (Banco) Galicia sacó la palabra maldita de su marca, ahora es simplemente la región de España, porque sabe que ese término anulado provoca escozor en más de un argentino medio. Pillines.

En una campaña de ese banco, el slogan "Alcanzá lo que querés" no se refiere a cumplir con los anhelos y ambiciones de una mujer que quiere sentirse plena como persona o como ciudadana, o aunque más no sea como madre, como las dos cuarentonas antedichas. No, en la imagen hay una mina cargada de bolsas de shopping. Eso es "lo que querés" para ese no-banco.

Yo creo que todo es una mentira, como decía un cantante barbudo en una canción de García.

Y ahí andamos, caminando por la vida, conviviendo todo el tiempo con cosas que sabemos que no son así como nos las cuentan. Y es altamente probable que ellos sepan que nosotros sabemos.

Pero las cosas siguen ahí.

Como yo intentando hacer mi laburo, tratando de que otros crean cosas que no son.

Interesante, ¿verdad?