martes, 30 de marzo de 2010

Death Eaters in Catalinas





Here’s the story.

Escena: hace no mucho tiempo caminando rápido rápido por Alem hacia Retiro, en busca del tren Núñez-bound.

Tipo se acerca caminando sigilosamente. Mediana edad, vestido como un guarda de TBA, todo de azul, morochazo.

Después de las disculpas por la interrupción, mientras ambos íbamos caminando, me pregunta:

- ¿Vos laburás por acá o estás de pasada?

- No, laburo por allá, indicando con la cabeza un vago lugar hacia atrás.

La marcha no se detiene.

- Ah, porque te vi cara conocida. ¿Vos por casualidad no sos abogado?

La marcha no se detiene.

Pienso un instante: a esta hora, recién oscurecido, si el tipo me hubiese querido afanar, ya lo habría hecho, casi nadie camina por acá a esta hora, por Alem a la altura de Paraguay, hay árboles, etc.

- No, no soy abogado, la boca se te haga a un lado…

El tipo se ríe, pero no aminora su marcha, siempre un paso detrás de mí, al costadito. Noto que hay otro que camina al mismo ritmo pero 10 pasos atrás, hablando por un celular y un poco más tirado hacia la calle (la vereda a esa altura es bastante ancha). Mi pequeño alivio se nubla con un toque de preocupación.

- ¿Y en qué laburás?

Ya a esta altura me empezó a joder tener que mantener diálogo caminando, siempre a buen ritmo, pero no apurándome ni alejándome rápido (momentos después me alegraría de haber tomado esta decisión).

- Yo laburo en ventas y marketing.
- Ajá, ¿para aquel lado?, dice señalando hacia atrás.
- Sí, para allá.
- ¿Para el lado de Corrientes de la vereda de enfrente (refiriéndose a la vereda de los números pares)?
- No, antes de Corrientes, y de este lado de Alem.

Ya podrido, le pregunté qué estaba buscando, de manera firme pero no impaciente. El otro tipo, vestido casi igual que este, seguía 10 pasos atrás, y seguía hablando por teléfono.

- No, te cuento, flaco. En realidad yo estoy buscando a alguien que es muy parecido a vos. Que es abogado y trabaja en Liberty (pronunció la palabra como grave).
- Bueno, lástima, no laburo en “liberti” ni soy abogado. Te habrás confundido.
- Sí, claro, disculpame. Te cuento porqué te pregunté. Yo soy de la barra brava de Vélez y ayer balearon a uno de los nuestros. Y el tipo que ando buscando, que fue el responsable de eso, es abogado, labura ahí y es muy parecido a vos.

Sentí hielo dentro de la totalidad de mi cuerpo, pero mis extremidades seguían imperturbables, llevando a mi humanidad hacia Retiro. El tipo siguió con el mismo tono inmutable que tuvo desde el comienzo, eligiendo las palabras sin tropiezos:

- Menos mal que me avisaste, ¿viste? Porque si no es una picardía… te podríamos haber lastimado, en una de ésas te arruinábamos la vida, y todo por una confusión, ¿no?
- Sí, claro – le dije. Menos mal…

Y seguí caminando.

- Bueno, disculpame, ¿eh? Que tengas buen viaje a tu casa, flaco.
- Chau.
- Chau.

El tipo siguió caminando pero más lento, quedando unos 5 pasos detrás de mí, y le hizo una seña casi imperceptible al que iba atrás, quien dijo dos palabras más por el teléfono, lo cerró y se puso a conversar con mi interlocutor. Ambos miraron hacia atrás, hacia la calle, donde un auto, que presuntamente estuvo allí todo el tiempo, también aminoraba la marcha, como para recogerlos y seguir viaje.

A buscar al abogado.

jueves, 25 de marzo de 2010

Stranger Than Fiction

Diana conoció a Mario en un bar. no importan demasiado los detalles de ese primer encuentro sin nombres y con pocas luces, hablaron mucho, tomaron mucho y seguramente terminaron diciendo más de lo que hubieran querido decir. muy tarde ya para cualquier cosa, se fueron cada uno por su lado. él hubiese querido más, ahora o mañana, pero ella, con una última ráfaga de sobriedad, sólo se comprometió a un café, uno de estos días, sin compromiso.

sin darle demasiado tiempo para regenerar las defensas, Mario la llamó al día siguiente. un café, sin compromiso. la última duda de Diana se esfumó cuando lo vio (imposible no verlo) en el patio de comidas, sonrisa ancha y mirada de fuego, buscándola entre cientos de melenas rojizas, no tantos ojos claros y muchas menos tetas tan buenas como las tuyas, lo que mejor se acordaba de la otra noche. ella en cambio se había grabado esa sonrisa, una delicia de gestos en primer plano.

esa charla de café, un oasis en el patio de comidas, tuvo dos clarísimos niveles. uno de risas, trivial y cotidiano, apenas sin detalles demasiado personales, otro sutil y sin palabras, de ojos, líneas de puntos y proyecciones. después del café, sin compromiso, volvían cada uno por su lado. pero al pie de la escalera (ella se iba para el subte y él a la cochera) Mario apuró un juego de brazos, la hizo girar como en un tango, le envolvió la cara con sus manos grandes y le comió la boca sin aviso.

otra vez la llamó enseguida. él quería más chica y menos gente, muchísima menos gente y ella no quería decirle no. la pasó a buscar por la puerta del shopping y la llevó a un telo enfrente de las vías. dos horas después, de regreso a la vida, se alisaban el aliento y demoraban los gestos, cada uno por su lado.

juntos inventaron una forma de recreo inesperado. Diana y Mario eran un nombre, un número de teléfono y un par de horas afuera del mundo, sin maridos ni esposas ni hijos ni trabajos. no había ni promesas ni planes ni palabras de amor. ganas sí, muchas. y mil maneras de sacárselas que siempre empezaban igual: un llamado (nunca mensajes), pasarla a buscar por la puerta del shopping y apurarse hasta el telo de enfrente de las vías. después, él la dejaba en el subte y seguía hasta el bajo, de vuelta a la oficina.

un tiempo después ambos dejaron que las las agendas se complicaran y no se vieron más. de vez en cuando se llamaban y se incendiaban por teléfono. después ni eso. quizás Diana cambió de trabajo o a Mario lo ascendieron, o se mudaron o los chicos empezaron la escuela y en una de esas vueltas se perdieron la pista. alguna tarde de aburrimiento se extrañaron sin dolor o se googlearon sin demasiada curiosidad. alguna noche de insomnio se vieron las caras en duermevela.

muchas veces, en el cine, en un restaurant, en la playa y hasta en la calle, Diana coqueteó con la idea de cruzarse con Mario. ¿lo reconocería enseguida? imposible pasarlo por alto. ¿pasaría de largo con esa inquietud de dejá-vu? ¿y él? ¿la seguiría registrando después de todos estos años? ¿deberían saludarse? ¿y si no estaban solos? ¿podrían coincidir en alguna seña de complicidad? muchas veces, en el cine, en un restaurant, en la playa y hasta en la calle, Diana se descubre mirando sobre las cabezas de toda la gente, buscando esa sonrisa que derrama tantos recuerdos, sabiendo que si la encuentra no va a saber dónde esconder la propia.

hace unos días, Diana recibió la primera liquidación de expensas del complejo de torres al que se está por mudar, después de que nazca su segundo hijo. Diana tiene que hacer reposo y se aburre y ya dio veinte vueltas al zapping y el nene vuelve del jardín en un rato y entonces no hay nada mejor que leer una lista interminable de futuros vecinos. su cuñado compró el piso de arriba, una chica de la oficina se compró un loft y el socio de su marido anda por ahí también. hay otro par de conocidos y unos cuantos nombres que le suenan... y está Mario también, nombre y apellido completo, en el mismo piso pero en la torre de enfrente.

viernes, 19 de marzo de 2010

how to lose a guy in 10 days

la peli no es gran cosa, pero es muy divertida y ayuda a zafar un sábado de lluvia o una tarde de gripe. Andy es periodista en una revista femenina, es rubia y linda y además parece ser la verdadera encarnación de lo que los hombres considerarían la mujer ideal: sexy, desfachatada, seductora, inteligente, interesantes, nada de pegote, le gustan las hamburguesas y es fanática de la nba (y además es Kate Hudson, a quien después de Almost Famous le podemos permitir cualquier cosa). Benjamin es publicista y el típico hombre díscolo, cuyas prioridades pasan por el poker y los amigos y no se compromete con ninguna mujer porque le gusta vivir su vida de soltero seductor. el chiste de la peli es una doble apuesta en la que él, para ganar una cuenta grande, tiene 10 días para enamorar a una chica y llevarla a una fiesta como su novia y ella, para cumplir con su jefa y poder escribir artículos serios, tiene esos mismos 10 días para enamorar a un tipo y echar a perder la relación apelando al catálogo completo de las actitudes típicas (que ella ni tiene ni entiende) de las mujeres: ser posesiva, pegota, celosa, melosa, demandante, e interminables etc.

bueno, como decía la peli no es gran cosa pero es muy divertida y merece que le dediquen el próximo sábado de lluvia o la próxima tarde de gripe: no me voy a poner a contárselas acá. lo único que me interesa es rescatar la escena en la que Andy, en tren de que Benjamin la mande a freir churros, le llena la casa de peluches, alfombritas rosadas, tampones y cremas en el botiquín del baño, y hasta un helecho ("the love fern"). eso, un hermoso, moderno, despojado, pero por sobre todo muy masculino departamento de Manhattan invadido de repente por lo más rancio y encumbrado del chiché femenino.

por algo de eso es que voy a andarme con cuidado, al menos por unos días. no quisiera que piensen que me creo Kate Hudson, pero si llegan a ver algún peluchito que desentone, sabrán disculpar.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Otras voces, otras habitaciones

Los 7 (siete) que leen este blog desde que comenzó quizás habrán notado que desde su origen no estaba yo solo en este asunto. Si se fijan en el perfil o en miembros, verán que alguien está acechando entre el centeno, que es lo que ha venido haciendo durante todos estos años, la versión femenina de Holden Caulfield (en ese sentido, en otros no es tan jodida). Esta persona fue la que diseñó enteramente la página, aportando una creatividad y un conocimiento de herramientas de diseño de los que yo carezco.

Yáel, que de ella se trata, es integrante de unas cuantas minorías, las más notorias: es mujer y argentina, como Jorge Luz.

Dado que estoy increasingly fiaca para postear en estos tiempos, y a ella se le ocurren cosas distintas de las que se me ocurren a mí, que es bastante menos monotemática y no está todo el día pensando en threesomes o en camas deshechas, de manera anárquicamente regular, básicamente haciendo honor al nombre del blog (el de la URL, no el título), comenzará a publicar sus impresiones por aquí.

There you go. Enjoy.

martes, 16 de marzo de 2010

On the beach



La primera escena es:

Ella y yo en la playa. Una señora de cuarenta y pico pasa caminando luciendo un short sobre la parte inferior de su traje de baño que deja ver parte del culo. Ella se ríe. Yo le digo que no está mal que una mujer muestre esas cosas, inclusive hasta ella, una señora de cincuenta, podría hacerlo. Noto que lo digo sin ironía porque ella se ríe, all teeth.

La segunda escena es:

Ella y yo en un lugar cerrado, probablemente cerca de esa misma playa. Ambos estamos sonriendo. Nos damos un abrazo. Largo. Cálido. Sólo eso. Un abrazo. No sé si alguna vez nos dimos un abrazo como ese, quizás sí, pero fue hace mucho tiempo.

Después me desperté.

Sin pesares, pero tampoco eufórico.

El mar, la tierra y el sol van a seguir fluyendo, girando, saliendo.

Pero me llamó la atención el hecho de "ver" (no hay cosa más real que un sueño, creo que dijo una vez Borges) una escena que en algún momento sucedió (¿sucedió? ¿importa?) y que no va a suceder nunca más. La impresión fue fuerte porque aun ahora es casi como que "siento" ese abrazo del sueño.

Debe ser el contraste lo que me llamó la atención.

Sí, debe ser eso. Sin duda.

sábado, 13 de marzo de 2010

Quizás



El texto a continuación no es mío, pero me gusta. Créditos al final.


Una vida es una cadena interminable de quizás.

Quizás - si hubiera seguido ese olor por el callejón oscuro - me habría encontrado con la seductora primordial y habríamos forcejeado amorosamente entre los tachos de basura y desechos hasta que nuestros cuerpos fueran reducidos vestigios de su antiguo ser. Quizás habría pasado al otro lado, habría roto las cadenas que me ataban y habría resultado una versión más extrema de mí mismo.


Quizás.

Quizás – hace veinticinco años - si hubiera seguido el camino de tierra en vez de saltar sobre el tren de carga que pasaba, habría tomado un sendero que conducía derecho (tan derecho como puede ser cualquier sendero, que no es mucho) a una vida tan diferente de la mía hoy que no la reconocería.

Quizás - si hubiera seguido esa mujer con pantalones babucha que estaba quemándose en mi memoria cuando se bajó del colectivo en Recoleta en ese domingo por la tarde hace mucho tiempo - yo habría viajado a tierras lejanas en sus brazos y me habría transformado en alguien muy diferente.

O quizás no.


Nadie puede vivir en el Mundo de Quizás. Uno debe tomar el salto y hacer la elección imposible. Sin duda, la elección de saltar al tren de carga cambió mi vida para siempre, al igual que la opción de continuar transitando por aquel camino de tierra habría llevado a otra parte. Elegí un camino y no el otro, y aquí estoy.


Pero, aunque las opciones son muchas, siempre se reducen a dos alternativas: lo seguro y lo desconocido. Tenemos que hacer la elección entre dos cosas que no conocemos. Nunca podremos saber las consecuencias completas de nuestras elecciones porque tales elecciones son cosas vivas, que respiran, que nos ponen en senderos que todavía estamos descubriendo.


Somos viajeros, siempre viajeros.


Pero a lo largo de nuestros viajes, hay puntos de inflexión. Hay puertas que se abren brevemente en momentos inesperados. Debemos elegir con muy poca antelación. (No ayuda que todo nuestro futuro esté en juego) Sin embargo, uno confía en sus instintos y la fuerza universal que nos guía, creo que uno va a hacer la elección correcta.


Elegir lo desconocido es una disciplina extraña y rigurosa. Debemos abrazar la incertidumbre y ofrecernos a nosotros mismos a la mano traviesa del destino.


Es también, estoy seguro, el camino más seguro para llegar a donde uno estaba destinado a ir. Trazar un curso a través de la vida podría funcionar para algunos, pero no funciona para mí. Confío en que voy a llegar a lugares muchos más interesantes, a lugares mucho más verdaderos, si dejo que el mundo y todo lo que es desconocido me guíe.


Creo que tengo un destino. Un día vendrá a buscarme.


Quizás ya lo ha hecho.


Este texto apareció en la edición dominical del Buenos Aires Herald, hace dos domingos. El autor se llama Kevin Carrel Footer y publica con esa frecuencia en ese diario. La fotografía que ilustra el post también fue tomada por él.


Su página es esta y allí se lee sobre él:


Kevin Carrel Footer es un escritor, fotógrafo y ejecutante de armónica inspirado profundamente en las intensas pasiones del tango. Desde 2001 sus escritos se publican en el Buenos Aires Herald. Sus fotografías, así como sus escritos, se enfocan en el íntimo, atisbado mundo del espíritu. Toca armónica de manera profesional y recorre el mundo actuando con la celebrada diva tanguera argentina María Volonté.



viernes, 12 de marzo de 2010

I want that





Me pregunto qué consume el musicalizador de una de mis radios online preferidas (no la única).

El tipo programa Air, luego Zero 7, a continuación Ivy, se engancha con Imogen Heap, luego obbbbbbviamente calza con Kate Bush ((la mamá de todas las chicas creativas y problemáticas), y finalmente desemboca en "Mercy Street" de Peter Gabriel.

Vale la pena darle una escuchada.

Cuando se entra al sitio, clickear donde dice "Chill KLLC HD-2" en el sector "Quick Links". Por ejemplo, ahora, después de Gabriel, me están castigando con Astrud Gilberto.

No conforme con eso, ahora suena "Teardrop" de y por los Massive Attack, canción ya posteada por acá. Esto sucede en tiempo real y me parece que tengo un clon en el Golden State.

El viernes a la noche está cool, muy cool.

No podía esperarse menos de una radio que está en una de mis ciudades favoritas del mundo, San Francisco, CA.

Enjoy.

domingo, 7 de marzo de 2010

Tres


Hace un tiempo en lo de la Condesa se armó un pequeño revuelo/malentendido a partir de un post que parecía una cosa y en realidad era otra. Mejor dicho, en realidad siempre quiso ser una cosa pero como las percepciones son realidades, algunos comentaristas pensaron que se trataba de otro tema, tanto o más interesante que el propuesto (gustos son gustos).

Lo mío es mucho más terrestre y pedestre, sin pretensiones de double entendre. O al menos eso parece (¿parece?).

La canción Triad, escrita por David Crosby, miembro fundador de los legendarios Byrds y del trío luego cuarteto que lo unió creativamente a Stephen Stills, Graham Nash y posteriormente Neil Young, tenía destino de edición a fines de los '60. De hecho, Crosby llegó a grabarla con ese dream team que eran los Byrds (Roger McGuinn, Chris Hillman, Gram Parsons y Gene Clark), pero nunca se editó porque a un par de ellos les pareció demasiado controvertido el tema de la canción.

David Crosby, en ese momento tan loco para la parte de la humanidad que vivía en California, pensaba que no estaba del todo mal escribir esta letra y cantarla. Sonaba poético y hasta osado en la época y hoy parece casi una ingenuidad:

You want to know how it will be
Me and her or you and me
You both sit there with your long hair flowing
Your eyes alive, your minds are still growing
Saying to me what can we do now that we
Both love you -- I love you too
But I don't really see, why can't we go on as three

You are afraid, embarrased too, no one has ever in your sweet short life child
Said such a thing to you
Your mother's ghost stands at you shoulder
Got a face like ice -- just a little colder
Saying you can not do that it breaks all the rules
You learned in school
But I don't really see, why can't we go on as mmm three

You know we love each other it's plain to see
There's just one answer comes to me
Sister lovers -- some of you must know about water brothers
And in time maybe others
So you see what we can do
Is to try something new - that is if you're crazy too
But I don't really see, why can't we go on as three

Lo cual, en criollo, traducido por mí, es más o menos esto:

Quieres saber cómo será
Yo y ella o vos y yo
Ambas están sentadas ahí con sus largos cabellos fluyendo
Sus ojos vivos, sus mentes están todavía creciendo
Diciéndome qué podemos hacer ahora que ambas
Te amamos - Yo las amo tambien
Pero realmente no veo porqué no podemos seguir de a tres

Tienes miedo, también estás perturbada, nadie en tu dulce y corta vida, nena,
Te ha dicho una cosa así
El fantasma de tu madre está sobre tus hombros
Tiene una cara como de hielo, sólo que un poco más fría
Diciéndote que no puedes hacer algo que rompe todas las reglas
Que aprendiste en la escuela
Pero realmente no veo porqué no podemos seguir de a tres

Uds. saben que nos amamos mutuamente, es simple de ver
Hay sólo una respuesta que viene a mi
Hermanas amantes, alguna de Uds. debe saber sobre hermanos de agua
Y a su tiempo quizás de otros
Entonces pueden ver que lo que podemos hacer
Es intentar algo nuevo, es decir si Uds. también están locas
Pero realmente no veo porqué no podemos seguir de a tres...

Un par de notas: el juego de palabras de "I love you too", que suena igual que "I love you two", o sea, las amo a las dos. Y una nota cultural de Crosby (tipo ilustrado) sobre una novela del autor de ciencia ficción Robert Heinlein, quien habla en una de sus novelas sobre "sister lovers" y "water brothers", que vaya a saber uno qué demonios querrá decir.

Esta, a continuación, es la versión original, no editada en su momento en el que sería el último disco de la etapa original y más talentosa de los Byrds, The Notorious Byrd Brothers, de 1968, y que dice la leyenda, motivó el despido de Crosby del grupo. Despechado, el tipo le dio la canción a los Jefferson Airplane, una banda de la zona de San Francisco mucho más liberada y desprejuiciada que los Byrds, y estos la hicieron un pequeño hit en su momento. La canción luego apareció en una caja preciosa de 4 CDs compilación editada en 1998, entre los bonus tracks. Esa caja está en mi estantería de discos, justo frente a mi en este momento y es una de mis posesiones más preciadas.

Enjoy.




No conforme con esto, la canción fue grabada en el clásico disco (originalmente) doble en vivo 4 Way Street de Crosby Stills Nash & Young, del año 1971. Esta versión es sólo con Crosby en guitarra y voz, pero como no la pude ubicar en youtube, encontré otra de un disco solista de Crosby & Nash llamado Another stoney evening, algo así como Otro noche colgada, que es casi idéntica. Creo que me gusta mucho más esta, porque es francamente descarnada, y Crosby se toma su tiempo para cantar esa letra.

Enjoy again.



Entonces, como se diría en jerga estrictamente basquetbolística, "I'm open for a three", que significa que el jugador está en posición y dispuesto a tirar un triple.

Pero no se confundan.

Porque al fin y al cabo, toda esta cháchara y esta cita, es decir, la motivación de todo este despelote y a estas horas de la noche, es que este blog, al igual que el de la Condesa hace unos días, cumple 3 (tres) años.

Besos.

viernes, 5 de marzo de 2010

Más música intrascendente


Video oficial de Microphone, una canción incluida en el segundo álbum de Coconut Records, llamado Davy, salido hace no mucho tiempo, un proyecto personal, musical y casi exclusivo de Jason Schwartzman, un actor de familia de actores pero que a mí, principalmente en la película Darjeeling, de Wes Anderson, me gustó mucho.


Enjoy.

martes, 2 de marzo de 2010

Cosas que te tiran abajo la moral y otras cosas


Una chica que escribe "vanalidades" y "vos" en lugar de "voz", salvo excepciones contadísimas, por definición no puede ser sexy nunca.

No, no.