lunes, 31 de enero de 2011

¿Qué es el amor?

Pelotudeando en canal de videos de música en español, había un ranking de "las mejores canciones de amor" o algo parecido, donde, obviamente, también estaban Axel y el gallego ese de la voz rasposa, Sanz. Un horror, mirá.

Esta de Las Pelotas es reiterativa, parece que Daffunchio está pensando todo el tiempo en hacer, en cada disco nuevo, algo parecido a su hit original "Será", casi monocorde, "elegíaca" (hay algunos periodistas que nunca leyeron nada), y con esas letras mezcla de manual de autoayuda y de seudo oscuridad inducida por las sustancias controladas... suaves, porque tampoco la boludez.

Ah. La canción me gusta, me parece linda. Y la bajista, por primera vez desde que existe Las Pelotas, parece una mujer.



Después pasaron este, no sé si estaban todavía en el puesto 10 o por ahí. Siempre me gustó y me gustará Hilda, pese a la obsesión que tiene (que comparte con otras chicas no tan chicas) de hacerse la Mary Poppins o la Sarah Kay en sus clips, con esos volados y todo.

Mucho de "amor", en realidad, no hay en las letras, apenas algunas insinuaciones, pero supongo que se trata de que ambas canciones son fáciles de escuchar, no incomodarían a tu abuela ni al perro, y esas cosas. ¿No es triste que se lo mente por tan poca cosa?

Enjoy.

lunes, 24 de enero de 2011

jueves, 20 de enero de 2011

Jaco x Pat




Hace mucho un vecino de blog difundió este viejo clip de Pat Metheny, y yo dije que lo iba a hacer también. Ahora lo hago.

Pat Metheny, uno de mis guitarristas preferidos y a quien he visto en cada una de sus visitas a la Argentina (ahora hace mucho que no viene), siempre me pareció un innovador, porque el tipo no pretendía ser tan sólo un músico de jazz al estilo Marsalis, alguien para quien las tradiciones eran más importantes que el espíritu aventurero. Aun hoy sigue haciendo cosas raras, medio megalómanas, por cierto, como tocar él solo disparando todos los instrumentos desde su guitarra con pedales y solenoides (ver Orchestrion).

Cuando compuso esta canción llamada Jaco en obvia referencia a su amigo, el finado Pastorius, Pat tenía poco más de 20 años, y en este clip ya venía hacía 4 tocando en el camino ese repertorio. Esta canción está en el disco homónimo del Pat Metheny Group, editado en 1978, donde se acompaña con la primera y más "salvaje" formación que tuvo: Lyle Mays en teclados, Mark Egan en bajo y Dan Gottlieb en batería. Salvo Mays que lo acompaña hasta ahora, los otros fueron y son músicos de sesión muy cotizados, tocando con gente tan disímil como Gary Burton (Mark Egan) o la banda de los Blues Brothers (el baterista).

Lo que siempre me llamó la atención de esta canción, no siendo músico yo mismo, es la reiteración del tema inicial, que empieza con notitas saltarinas juguetonas, apareciendo nuevamente sobre el final y con un tono subido, a toda velocidad, con toda la banda sonando y con el volumen in crescendo, como una especie de orgasmo musical desatado. A esta altura resulta loco ver a estos muchachos todos pelilargos y desarrapados creando un sonido que en este momento era nuevo: no era rock, pero tampoco era estrictamente jazz, y no era sólo un festival de técnica digital. De hecho en el clip hay un par de pifies, pero a quién le importa...

La foto de arriba es misleading. Como no encontré una donde estuvieran solamente Metheny y Pastorius, encontré una del dream team que acompañó a la Mitchell en su disco "Shadows and Light" (la formación era Alias/M. Brecker/Mays/Metheny/Pastorius).


Enjoy.

domingo, 16 de enero de 2011

Seguimos con los prejuicios (repasando Weeds)




Estos negros son todos iguales...

Ya que no permiten la inserción, tendrán que ver el breve clip aquí.

Enjoy.

viernes, 14 de enero de 2011

Pluralidad y prejuicios



En uno de los ámbitos de laburo donde me muevo, Germán es el gerente administrativo de una empresa. El tipo es de un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, que vive desde hace mucho en la Capital , gana bien, tiene una linda familia, no creo que haya ido a ninguna universidad pero se me ocurre que hay pocos como él en el mercado: con una mezcla de instinto natural, sentido común, inteligencia, muñeca negociadora y la sana desconfianza de un provinciano en la gran ciudad, hace su laburo de manera impecable. Tiene los típicos gustos de un argentinito urbano medio 40 y pico de años: fulbo, asado, amigos, mirar minitas pero no tanto porque está a full con la patrona y enamorado de sus hijos. No le preguntes por Bryan Ferry: no sabe quién es ni le interesa, y está todo bien.

Germán es en teoría (sólo en teoría) un prejuicioso de aquéllos, de esos especímenes de oficina porteña que comulgan con el estereotipo tinelliano de muchachón avivado. Tiene como jefe de administración, un escalón por debajo de su nivel, a un muchacho algo menor que él, extranjero, morochito, con doble apellido, gordito, y… homosexual. Ignacio no anda revoleando las castañuelas por todos lados, pero todos saben de su orientación sexual, y también hace su laburo como tiene que hacerlo. Adicionalmente, es un tipo muy apreciado por sus compañeros, pero especialmente por sus compañeras.


Cada vez que ando por ahí me llama la atención cómo conviven estos dos ejemplares, tan en las antípodas de gustos personales y hasta culturales, uno expansivo y el otro retraído, ambos metiéndole juntos para adelante, sin roces aparentes ni subterráneos, o al menos eso es lo que se percibe desde fuera. Recuerdo que hace muchos años en una empresa transnacional donde yo laburaba, que siempre se jactó (y se jacta) de su pluralidad y que hasta se publicita internacionalmente como un empleador de igualdad de oportunidades, un gerente administrativo echó a uno de los juniors del sector porque en las dos horas de almuerzo el tipo invariablemente salía a la puerta y se montaba en la motocicleta de un muchacho muy musculoso y muy vestido de cuero, para retomar prolijamente su puesto a las 14.30 en punto. Eran otras épocas, es cierto, y es bueno que todo haya cambiado.

Lo que seguro no cambió es la actitud de las girls: en esa época, un par de chicos gays que laburaban en esa empresa eran amiguísimos de secretarias con ideas tan cortas como sus faldas (no todas, algunas, digamos). Las chicas estaban cómodas con ellos. Una de elllas, fan de los Pet Shop Boys, un día me contó que en medio del primer recital que dieron los tipos en Argentina, hace ya unos cuantos años, acompañada por uno de los muchachos gay, había terminado (ella) saltando como una poseída, sacándose la blusa y moviendo sus tetitas apenas contenidas por un soutien mínimo… en público. Le pregunté si ella hubiera hecho lo mismo si yo estaba allí a su lado en lugar de Juan, tal el nombre de su acompañante. Me miró primero espantada y luego cagándose de risa, para decirme: “Ni loca”.

Volviendo al presente, ayer Ignacio, tan suave y educado, estaba haciéndole unos masajes descontracturantes en el cuello y espalda superior a una de las recepcionistas, una pendejilla de unos veintipico de años, bastante fuertona y que tiene como característica no hacer muy bien su laburo, además de poner sistemática cara de ojete cuando percibe de manera paranoica y casi siempre sin fundamento, que el 99% de los hombres de ese lugar quiere llevársela a la cama.

Le iba a contar la historia de los Pet Shop Boys a la recepcionista, pero me pareció que no me iba a entender.

viernes, 7 de enero de 2011

The Punishment Light



Hace algunos años viajaba al Midwest de Estados Unidos con bastante frecuencia. Algunos viajes eran largos, entonces a veces me tocaba un fin de semana en el medio. Como siempre alquilaba un auto, a veces algunos de los locales me invitaban a su casa a comer un asadito (con gusto a maíz, pero asadito al fin). Uno de esos fines de semana, entonces, cerca del mediodía, me aventuré desde un centro urbano de Minnesota hasta Wisconsin, el estado vecino, cruzando el río St. Croix. El tipo vivía en medio del campo, en el estado que produce el 60% de los quesos que se consumen en Estados Unidos, y en USA se consume mucho queso...

El viaje era entre interesante y embolante: pese a que tenía un auto bastante poderoso, nunca podía excederme de las 55 millas por hora, y lo entretenido era ver cuán diferente era ese escenario rural y de ruta a las cosas que uno ve por aquí. Cruzado el río, entonces, el paisaje era bastante parecido al de la foto de arriba. Yo iba por una ruta demencialmente recta y a lo lejos vi un SUV, una van típicamente americana, de esas para llevar 1 cónyuge, 5 pibes, 2 perros y 10 six packs de Coca-Cola de litro y medio, y encima te queda lugar para la carpa. A lo lejos, la vi. Iba por un camino ortogonal al mío, también locamente recto, estaba como a dos kilómetros, parecía todo una road movie de Wim Wenders o similar. De pronto veo que en el medio de la nada, la van se detiene justo antes de cruzar la ruta por la que iba yo, sólo que unos 2 km. más adelante, obviamente. Yo empecé a reírme y uno de mis compañeros de ruta me preguntó por qué. "Nada, no hay nadie en el cruce, yo estoy como a 2 kilómetros, es absurdo que se detenga". "Es un 4-way stop", me dijo. Yo sabía qué era eso: todo el mundo se detiene, llegues de donde llegues, pase lo que pase. "Pero no hay nadie... nadie pero nadie, el único cristiano en esta ruta de mierda soy yo y así como yo lo veo a él, él (o ella) debe verme a mí... ¡a 2 km. de distancia!"

Pero era así. El señor o la señora cumplían con lo que les habían enseñado en la escuela.

Me acordé de esto cuando el otro día vi uno de los últimos capítulos de la primera temporada de Weeds, la serie un tanto insana protagonizada por Mary-Louise Parker, donde su pesonaje Nancy Botwin es una viuda reciente que vive en un barrio privado muy lujoso y decide vender droga para mantener el mismo status de vida que tenía cuando vivía su marido. Nancy tiene como clientes a los maridos de sus amigas, y lo que gana le sirve para mantener su casa y a sus dos hijos varones, ambos con patologías psicológicas diferentes.





En el capítulo mencionado en el título, traducible como "El semáforo del castigo", Nancy está parada ante un semáforo y habla por celular con un tipo que conoció ese día y le tiraba onda. Cuando el tipo le pregunta dónde está, le dice que está parada frente al semáforo del castigo, un aparato que está ahí para hacer la vida de cada uno que se para enfrente más miserable. Le dice que la luz no cambia nunca si te agarra el rojo, pero está en un cruce por donde no pasa nadie, ni vive nadie, ni hay peligro alguno. Mientras se pone melancólica y hasta llora, y el tipo trata de hacerse el dulce, el semáforo sigue en rojo.

Nancy, para los que no vieron la serie o no les quedó claro, es una dealer, alguien que está fuera de la ley. En ese mismo capítulo, además, venía de cogerse a un latino que competía con ella en ser proveedor de droga en el barrio privado, para luego amenazarlo con destruirle los genitales con una pistola de bajo calibre. Linda chica.

Cuando terminó de hablar por el celular, Nancy avanzó, pero sólo porque el semáforo se puso verde.


Así nos va en el mundo con esta bella doble moral que los gringos no sólo experimentan en su vida real sino que también muestran en obras de ficción como una cosa natural.

Para quienes saben inglés, una historietita muy graciosa que encontré por ahí que también habla de este tema.



Traducción para que no puteen:


- Este semáforo siempre tarda una eternidad. Me gustaría abofetear al idiota que diseñó esta intersección.

- Hola.

- ¿Quién carajo sos?

- Yo diseñé esta intersección. Tenés razón: ¡tendría que haber hecho la luz del semáforo más breve! No importa las horas de simulacros y testeos que hice. No importa que esta intersección interactúa con los vecinos de una manera complicada y me haya tomado una semana determinar las secuencias de tiempos para evitar embotellamientos… Claramente soy un ingeniero de mierda y vos tenés una solución mejor… Dale, mostrame los tiempos que proponés.

- Bajate ya del capot antes de que empiece a manejar y te haga volar entre los autos.

- No podés. El semáforo está en rojo.

- ¿Cuándo va a cambiar?

- El martes.

martes, 4 de enero de 2011

Una linda canción (y una agregada después)

Inspirado en un vecino que la sabe mucho más lunga que yo, va mi canción de 2010.

Para empezar el año arriba viene bien esta canción, pese a que la letra tiene algún costado cómico/patético, como casi todo lo que hizo este señor de abajo, Steven Page, otrora uno de los dos líderes de los Barenaked Ladies.



La letra de "Indecision", tal el título de la canción, reza del siguiente modo (traducción mía):


Siempre he sido un animal de costumbres (juego de palabras, "habit" en inglés, por eso lo de la adicción que viene después)
Dicho de otra manera, soy un adicto a vos
Yo estoy predispuesto a la costumbre
Soy más feliz cuando no sé qué hacer

Quiero asentarme como mi padre
Quiero salir corriendo como mi madre debió haber hecho

Preparate para la indecisión
Podría hacerme desaparecer
Pero, de nuevo, mi adicción
A la indecisión me mantiene aquí

Yo nací entre las vías
Me fui de casa, di la vuelta y volví
Un día vos y yo vamos a estar entrelazados
Si tan sólo pudiera decidirme...

Preparate para la indecisión
Podría hacerme desaparecer
Pero, de nuevo, mi adicción
A la indecisión me mantiene aquí

Deja las decisiones al destino
Nada le pasa a quienes esperan

Vení a ver la vista desde la parte superior de la valla
Vamos a ver el mundo desplegar sus eventos
Algunos días, cuando estoy casi despierto
Casi puedo oír las decisiones que tomo

Preparate para la indecisión
Podría hacerme desaparecer
Pero, de nuevo, mi adicción
A la indecisión me mantiene aquí



Enjoy.




edit para el brasiliensis: un poco de grotesco, pop, cabaret, rock and roll, jazz y funk latino por el gordito de lentes (se lo ve un poco cambiado) y su banda de canadienses locos, hace unos años.

lunes, 3 de enero de 2011

sábado, 1 de enero de 2011

Energía Natural




Hoy me levanté temprano para ser feriado, año nuevo. Tipo 11.30am.

Como hago algunas veces, tomo el primer CD que encuentro en mis estanterías, sin siquiera mirar qué es: muchos de ellos no tienen tapa ni nombre, sólo mi letra en el CD (no sé si me explico).

Encontré el primer disco de Paul Weller en la BBC. La edición es de 4 CD, pero con el primero alcanza.

La primera canción es "Fly on the Wall", una obra maestra, pero de la que no encontré en youtube ninguna filmación aunque sí alguien subió el audio solamente con la foto de la caja del mismo nombre (que yo tengo en original, síiiiii...). Lo mismo pasaba (y todavía pasa) con el maravilloso cover de "Sexy Sadie" de los Beatles. Búsquenlos y escúchenlos.

Para resumir, porque 2011 viene apurado, va "Hung up", temazo que habla sobre un tipo que se quedó colgado vaya a saber en qué rollo y admite que no puede salir.



Siguiente es "Clues", versión acústica sobre un tontuelo enamorado que le dice a la minita que se van a ir en uno de esos buses con la parte de arriba sin techo (si el día está cálido), no van a hablar de nada en particular y simplemente van a estar ahí.



Finalmente, una canción "con mensaje" antiguerra, "Whirlpool's End", de la que hay versiones posteriores muy buenas, pero esta está en "Later" del viejo Jools y tiene cuerdas y vientos en un muy buen arreglo.



Podría estar horas posteando el resto de las canciones. Sólo en el CD 1 dejé fuera, además de "Fly on the wall", "The Changing Man", "Broken Stones", "Out of the sinking" y un cover de "The Poacher" de Ronnie Lane. De esta se encuentra una buena filmación del año '97 donde Noel Gallagher participa como invitado, sonriendo sentadito en el suelo y sólo rasgueando y mirando admirado a su maestro, con eso le alcanzaba, parece. Por eso puse la foto de ambos, porque es reciente y porque uno me parece la perfecta continuación del otro.

Paul Weller es la música ideal para mirar hacia delante, esa energía que fluye tan cálida y frescamente a la vez, la guitarra acústica con sonido orgánico, la voz ligeramente disfónica y perfectamente colocada, la poesía que no inventa nada nuevo, quizás, pero que me canta una parte de mi vida, la de todos los días. Increíble cómo un londinense retorcido puede llegarle hondo a un indio con plumita de las pampas, ¿no?

Que comencemos bien y terminemos mejor.

Enjoy.