martes, 3 de abril de 2007

Un lugar

Todos tenemos, o deberíamos (¿deberíamos?) tener un "lugar". Me acuerdo ahora de una escena al comienzo del libro "Las Enseñanzas de Don Juan", de Carlos Castaneda, donde el tipo se la pasa dando vueltas sobre el piso para encontrar "su lugar". Finalmente lo encuentra, o cree que lo encuentra, estaba tan boleado pobre, que se agotó de rodar sobre si mismo en la baldosa y se quedó dormido.

Volviendo, ese "lugar" donde uno la pasó bien o se sintió bien, o se siente bien ahora, por qué demonios hablar en pasado.

El mío es Budapest. Fui hace unos años (no muchos) por cuestiones de laburo. La cosa es que por las conexiones del vuelo (fui via Zürich) llegué 2 (dos) días antes del comienzo oficial de la cosa de trabajo, por lo cual tuve 48 horas limpitas para recorrer la ciudad, toda para mí. Todas las fotos fueron tomadas de la red, las que saqué yo eran "de rollo" y andarán en algún cajón de mi casa... Además, por lo que se aprecia en la primera foto, era obvio que no me daba la guita para alquilarme un helicóptero.


Pleno enero, alguna nieve cuando llegué, pero no mucha, que me permitió caminar a lo loco, pero sobre todo, mirar el Danubio bifurcado desde mi hotel, en plena Isla Margarita (Margitsziget, en magyar, que después me dijeron que se dice húngaro). No, no hay playas de arena blanca ni turistas argentinos graciadió, pero desde el balcón de mi habitación miraba a la izquierda a Buda, la ciudad histórica, toda montañosa, y a mi derecha Pest, la ciudad "política" y comercial, un plano de 0º de pendiente que envidiaría la pampa argentina. Curioso. La isla se llama así (recuerdo vagamente la explicación) en homenaje a la hija de un rey que se hizo monja, vivió una vida de perros, murió más o menos joven y así quedó casi como un santuario cerrado al público, inclusive durante el régimen de los malos putos feos malvados perversos depravados comunistas... hasta que hace no mucho la habilitaron como paseo urbano, pulmón de la ciudad y lugar medio concheto que incluye el hotel spa donde yo me alojé. En la primera foto es esa mata verde arbolosa que se ve donde "dobla" el Danubio.



En Pest visité el Museo Franz Liszt, por lejos mi compositor favorito, que en realidad era su departamento, en un edificio cualquiera en una avenida elegantemente parisina, y me temblaron las piernas mirando un piano que su editor (una especie de Grinbank de la época) le había regalado y que había pertenecido a... Ludwig van himself. Mamita. Casi me desmasho en el ato... Por supuesto, no me animé siquiera a posar un dedo sobre el teclado. Sí, ese ese mismito que se ve ahí. Luce como uno cualquiera, pero no lo es.


En Buda está lleno de palacios de la época imperial, algunos edificios de la época comunista y una pila de museos de arte, uno más copado que el otro. Lo que te mata a la noche, además del alcohol que corre fuerte (otras cosas no pude averiguar...), es el espectáculo de los varios puentes iluminados que unen ambas "mitades de ciudad".


Budapest era el lugar donde yo estaba solo con mi alma caminando, me escuchaba la respiración acompasada que hacía contrapunto con mis pesados borceguíes, me miraba el halo de vapor que salía de mi boca a la 1 de la tarde y con un sol que no le hacía mella al grado o dos bajo cero que me cortaba los pómulos gracias al viento cruel del invierno.

Budapest fue el único lugar que visité donde yo no podía "defenderme" con ninguno de los tres (cuatro, si contamos el nativo) idiomas que puedo hablar. Hasta me multaron en un bondi un par de polis femeninas porque me había olvidado de "marcar" mi boleto dentro del vehículo luego de comprarlo en la terminal. Pajuerano... todavía no recuerdo cómo hice para pedir un boleto de subte en la ventanilla. Tip: calle se escribe utca pero con el acentito raro arriba de la "c" y no sé cómo carancho se pronuncia... De nada.

Tu Budapest puede ser un tramo de cinco cuadras en Flores, un pueblo de la provincia de Chubut o un paraíso fiscal en el Caribe. El mío, mi Budapest es, no casualmente, un lugar donde estaba solo y hablando conmigo mismo sin proferir una maldita palabra.

10 comentarios:

estejulioesuno dijo...

Hay que tratar de que nuestro Budapest sea un lugar posible, viable desde lo económico porque si no vivís frustrado. Puede ser cerca de casa, Tandil, Mar del Plata, La Lucila del Mar, Atlántida, Uruguay. Más lejos ya se hace imposible porque el tres a uno te mata. Ahora bien también pueden ser más de dos lugares, no hay limitación en cantidad. El problema es cuando cualquier lugar puede ser el lugar, excepto aquel en donde te encontrás. Ahí estás en problemas.

estejulioesuno dijo...

Decile a los productores de tu blog que se pelen un poco el culito y pongan fotografías propias. ¡Tiene más gracia!

La condesa sangrienta dijo...

Un cafecito sobre una calle empedrada en Arles, el pueblo de Van Goh es mi Buda. La última playa de Mogotes donde podía bajar el auto a la playa en plena tormenta, fue mi Pest.
Mi Budapest es París, la ciudad de los impresionistas, de Cortázar, de Pizarnik, de Picasso y de Dalí. Estuve cerca y no pude llegar. Esta es la Budapest que me falta conocer.
Muy linda su radiografía de la city, con ella casi he podido vislumbrar la suya...

Roedor dijo...

Julio, no sé si contestarte en serio o no, mi viejo.

Precisamente la última línea del post se refiere a que no es necesario irse tan lejos. A mí se me ocurrió eso no para hacerme el japi sino porque no tengo la culpa de que asocie ese lugar con cosas buenas. Queselevacer, che.

Las fotos de la red son inmensamente mejores que las mías, pero las mías me las guardo pa'mí.

Countess, yo le sugiero que vaya moviéndose desde las Tuileries para el lado de Turdera así Don Julio el providencial no se nos desboca...

La condesa sangrienta dijo...

Creo que Yulai anda volando bajito y no entendió que nuestro lugar en el mundo nada tiene que ver con el 3 a 1. Vamos a darle un poquito de tiempo.
No conozco Turdera ni Providencia, pero sigo apuntando esperanzadamente hacia las Tulleries

marian's audiolog dijo...

mi lugar es san francisco. mas precisamente, la calle lombard... cuando baja y es tan empinada que está trazada como un montón de curvas sucesivas, porque si la bajás derecha te vas de nariz al mar.

pero como hace mucho que no la visito, también puedo decir que otro de mis lugares está abajo de alguna palmera del parque independencia, en rosario. un lugar al que también hace bastante que no voy.

lo parió, necesito enraizarme. pronto.

Anónimo dijo...

Mi "Budapest" es París... con algunos rinconcitos especiales: el mercado callejero dominical de la rue de Buci, la iglesia de la Medalla Milagrosa en la rue du Bac, y un busto del poeta portugués Camoes enmarcado por unas escalinatas que encontré yendo por detrás del Trocadero para el lado del puente de Bir Harkeim.
Pero también tengo mis rinconcitos porteños, el Bar del Chino en Pompeya, una casa super antigua de San Telmo que tienen muchos localcitos de venta de antigüedades (no recuerdo cómo se llama), el Tortoni...

todos tenemos algún lugarcito especial, e incluso a veces lo tenemos sin haber estado ahí... eso me pasó con París, ya la amaba antes de ir...

www.elmaxikiosco.blogspot.com

Roedor dijo...

Sin dudas que Paris es muy linda y tiene onda. De hecho omití adrede otra ciudad europea, que es más "standard", ¿vio?, pero que también me gusta. Lo que tiene Budapest no es exactamente el costado exótico, es una ciudad europea con un toque soviético, es el hecho de que es ligeramente diferente a lo que yo había visto antes, que tampoco era mucho. El hecho de ser una civilización con la que es difícil entrar en contacto en este lugar del mundo la hace (en mi visión) más atractiva, pero sobre todo fueron esos dos días caminando, mirando, respirando y sintiendo lo que me impactó. Y la nieve, pilas de nieve cayendo sobre el Danubio, que no tenía nada de azul, graciadió.

Cosima dijo...

Aca me encuentro leyendo tu blog desde su origen y ya me topo con esto. A mí también me encantó Budapest.

Roedor dijo...

Caramba, Cosima, es la primera persona que conozco (aun de manera virtual) que también estuvo en Budapest...

Estuve en el derpa de su viejo, le cuento... jaja!