martes, 22 de mayo de 2007

Soy mortal pero no oigo nada, che

Todo empezó a mediados de los '80's, presidencia de Alfonsín, cuando de mi viejo colegio secundario nos llamaron para hacernos el asunto de la colación (feo suena, ¿eh?). Yo egresé en plena dictadura y los milicos no estaban para esas paparruchadas en ese momento sino para gestas importantes y valientes como arrojar disidentes dopados al río desde helicópteros, o ir a la casi-guerra contra dictadores vecinos, o disparar por la espalda a adolescentes suecas, o violar y torturar monjas, etc.

La cosa es que la ceremonia tuvo lugar en el aula magna, imponente, llena de cuero, estrados, cuadros, etc., y todo comenzó con la canción patria. Quizás por reflejo, por haber escuchado tantas veces Aurora a la tarde y cerrar fuerte la boca para no proferir palabra, no me salió cantar el himno. Mi promoción había ingresado cuando en el país todavía había un gobierno parecido a una democracia, y por esa razón teníamos pequeñas, casi risibles, prerrogativas de las que no gozaban los pequeños de 13 años que habían ingresado fresquitos desde la primaria, ya instruidos en eso de obedecer sin preguntar. Uno de esos "privilegios" era no cantar Aurora mientras sonaba en los parlantes cada tarde antes de irnos, hasta que un día nos pusimos todos de acuerdo y la cantamos (en realidad la gritamos) sorpresivamente, lo cual nos valió un par de horas extras recibiendo filípicas para enderezar nuestra moral.

Pero la cuestión es que esa costumbre de no cantar el himno me sigue hasta ahora. Es más, cada vez que hay actos escolares donde necesariamente estoy presente por mis hijos, siento más de un par de miradas-estilete, algunos/as de cuyos dueños quizás preguntándose si seré húngaro o iraní, pero otros/as sospechando que en algo andaría...

Ni una cosa ni la otra, pero no me siento orgulloso ni cool por hacer (o no hacer) lo que hago. Es así, nomás.

Es una pena, porque la melodía está buena, en especial los firuletes que hacen los clarinetes (perdón por la cacofonía) antes de la parte marcial, que es la que menos me gusta. La letra no, es un panfleto que ni Víctor Heredia podría haber escrito uno peor. Y eso ya es mucho decir.

9 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

A mí me gusta el Himno pero, ciertamente, la letra está vaciada de significado. Podríamos cantarla a "boca chiusa" como se hacía en los estadios en el último mundial de fútbol.
Y para colaciones... prefiero las cordobesas.

Anónimo dijo...

uh, yo egresé de la primaria, allá por los ochenta con el tema de Carrozas de Fuego...Ah, como que no van a llorar??!!
No canto el himno, ni ninguna canción patria, algunas ni siquiera las sé completas,no me molestan por supuesto pero me dan demasiado aire castrense
Las colaciones me empalagan, un alfajorcito puede ser?

Roedor dijo...

Yo tampoco sé completa ninguna canción patria (eso también suena feo) excepto el himno nacional. Puedo vivir con esa limitación, honestamente.

Y a mí las colaciones me empalagan, lo mismo que los discursos que vienen inmediatamente antes y después de las canciones patrias.

bonito lunch dijo...

a mi el ino no me dice nada ,pero me gusta cantarlo solo porque me gusta cantar .

Roedor dijo...

Gustos son gustos, qué quiere que le diga, pero pudiendo cantar "I'm looking through you" o "In my room", conformarse con don Blas Parera parece como poco, ¿vio?

bonito lunch dijo...

nunca dije que me conformaba con el hicno ,solo que ud, escribió sobre el.si hubiera escrito sobre los bitles, otro cantar hubiera sido,

Roedor dijo...

Pura chicana, pero veo con agrado que ante la primera escaramuza usté no salta al ruedo con el bowie entre los dientes...

Ruth dijo...

Yo en la primaria no lo cantaba nunca y la maestra siempre me hacía gestos con la mano de "levantá la voz", creo que no entendía mi absoluta falta de sentimiento patriótico, no tanto por rebeldía sino por aburrimiento...
Familia atea e internacionalista, qué va'cer.

Roedor dijo...

Minerva, yo no lo presencié pero cada tanto leo en los diarios que en un cine o teatro, cuando pasan el "ino" y algún chambón se queda sentado, aparecen los radiodiez de siempre y lo abofetean al pobre cristiano...