lunes, 21 de junio de 2010

Street Hassle/Street Hustle

No llego al cine, estoy con los 3 y no llego al cine. Venía de ver a un amigo en Villa del Parque, la peli la daban en el chópin de Villa Devoto que queda cerca de Beiró. Me quedaba cerca y fui, doblo como un loco con el auto en la calle que bordea la plaza y atisbo milagrosamente que un tipo se va, muy cerca de la esquina. Clavo las guampas y por poco no me lleva puesto el de la 4x4 que venía detrás. Balizas y manito afuera pidiendo perdón para estacionar. El tipo no se mueve, y a mí me faltan unos pocos centímetros para hacer la maniobra. El tipo retrocede un cachito, pero (según me informan desde mi asiento trasero), hay otro detrás (otra 4x4, no sé qué espero para comprarme una, che), que tampoco se mueve. Veo por el retrovisor que el tipo de atrás mira por el retrovisor, típico gesto de "correte que estamos todos enchorizados". Nada. Me enculo, me quedo quieto esperando que se muevan. Segundos interminables. Nada de nuevo. Otra mirada, otra sacada esta vez de brazo con seña al lugar vacío. Nada de nuevo. Me salgo del auto, lo miro al 4x4 number one que levantando las cejas me señala al 4x4 number two. El number one hace gesto de impotencia quélevacer, el number two escondido detrás del polarizado ("la" number two?) impasible. Me está patoteando. Bocinazos por todos lados. El hijo de puta no quiere moverse. De repente, y anticipándose por décimas a mi reacción, number one sale también del vehículo e increpa a los insultos a number two, quien tenía no menos de medio auto para atrás, para que retroceda. Lo hace, yo estaciono, todos siguen y liberan el minibolonqui de Beiró. Pasa el polarizado, ni levanta los vidrios pero como un gesto de protesta me caga a bocinazos. Llego a tiempo a la peli. Todos felices.

Día siguiente, cerca de mi casa, salgo manejando por una calle de Núñez, casi de noche, súbitameante un perro inmenso se cruza en el camino, clavo los frenos, estoy solo y puedo putear... ¿a quién? Al perro. No, al perro, no, quizás al presunto dueño del bicho ese que por pedigrí debe valer unos cuantos cientos de dólares, quien apoya ambas manos sobre el capot de mi auto y con los ojos desorbitados me increpa a voz en cuello: "¡Si lo llegás a tocar te juro que te rompo el auto a patadas, pelotudo!" What?

A los pocos días, subiendo por Sucre hacia Cabildo desde Virrey Vértiz (ahí los cagué, ¿eh? Barrancas de Belgrano). Lindo el empedrado. Con la barrera que me había detenido un buen rato, estaba apurado, acelero en segunda hasta Arribeños, justo donde está la fuente, me olvido por un segundo de la fuente y hago maniobra hacia la izquierda, para esquivarla por allí, un par de joggers esperando que pasen los autos pero medio metro dentro de la calzada, no en la vereda, donde deberían estar. Paso rasante y escucho "Somos peatones..." con aire indignado.

A los pocos días, también en Núñez, una mina cruza parsimoniosamente en la esquina, con el semáforo hace unos cuantos segundos en rojo, y un automovilista le dice, "qué hacés gorrrrrrdaaa!!!!" La mina, indignada, le dice, sin haber leído el manual de tránsito "Los peatones tenemos prioridatttt...". What?

Mis vecinos, en realidad, la mujer que vive con su familia en el depto frente a mi puerta, se caga a gritos con la hija, una adolescente que la viene acusando reiteradamente de inepta. Me da lástima, pero por lo menos están puertas adentro. Y yo no debería estar escuchando.

Me pregunto qué pasa con la gente en la calle, que adopta esos comportamientos tan hostiles hacia los otros. Paso mucho tiempo de mi vida en la calle, y sólo me acordé de esto, pero antes de sentarme frente al teclado tenía no menos de 3 historias más, alguna de las cuales quizás aparezca en un comment, si es que alguien comenta esto.

Será la edad, será el frio que hace en la calle, será que estar escuchando a Paula Toller o a Kate Bush en mi casa me hace sentir confortable, en armonía con el mundo, será que nadie en la calle escucha ni a la Toller ni a Kate Bush, será que todos estamos un poco locos, como me dijo mi amigo G. que hace unos años se fue a vivir a El Bolsón y cuando lo fui a visitar no sólo me hizo escuchar el silencio sino que me preguntó realmente, justo él, un porteño NYC burgués como él, flaco, ¿vos estás seguro de que la ciudad te sirve?

3 comentarios:

Luigi dijo...

Nuuuhhh, vivir así amontonados genera esos comportamientos!

Bene, imagino que hay gente a la que debe encantarle vivir en una city y me parece fantastico. Yo paso!

brasil dijo...

¡Ud. Tambien! Clava las guampas para estacionar donde se le canta (llega tarde porque salio tarde, seguramente), acelera frente a peatones con prioridad, y maltrata animalitos que van de paseo... (calculo que no iba a los reglamentarios 40 km de máxima que marcan las leyes de tránsito paralas calles porteñas)

Hablando en serio , es claro que no pasa por el tránsito, pasa por la violencia que casi todos llevamos adentro...

Transito diariamente el ramal Pilar de panamericana. Manejo hace miles de años, y soy un violento pasivo...¿que significa esto? No le hago luces a quien quiere ir más despacio que yo, no paso por la derecha y encierro imprevistamente, no tiro "finitos", no voy por la banquina, no invado sendas peatonales, respeto semáforos a rajatabla sin entrar en absurdas consideraciones sobre "no viene nadie", etc.

Pero cuando me hacen una a mi, me sale un monstruo de adentro que es capaz de matar...

Roedor dijo...

Luigi, si fuera sólo amontonamiento, no hay problema. Siempre hay un lugar donde aislarse un rato.

El problema es la violencia, como dice el brasiliensis.

Le cuento la secuencia: el lugar se había producido segundos antes, yo frené delante del lugar para meterme ahí. Era legítimo. Un tanto apurado, es cierto, pero era legítimo que pare ahí. He aprendido a no bocinear a quienes hacen eso. Es ridículo apurar a alguien que va a estacionar, o sea...

Las calles de Núñez donde vivo son bastante tranquilas, y efectivamente iba a 40kph o muy parecido, pero el perro suelto por la lleca no tiene nada que ver con la velocidad: vos no andás con perros sueltos por ahí, los llevás con correa y hasta con bozal. Es más, también debés llevar una bolsita y una palita. El energúmeno que me manoteó el capot no portaba ninguno de esos enseres, o si los portaba, no estaban a la vista, sólo su mirada desorbitada.

Otrosí digo: el peatón que espera parado en la calzada me pone de la cabeza. No había allí senda peatonal, tenía que bancarse que pasara el chorro de autos, como hago yo cuando estoy en una bocacalle sin semáforo.

Tengo unas cuantas cosas más para contar, pero la pasada por la derecha la tengo prohibida y me pone loco cuando me lo hacen. Me hicieron tantas multas por mal estacionamiento y pasar semáforos en rojo cuando era más joven que me curé en salud y soy un ciudadano responsable.

Pero a lo que apuntaba yo es a la violencia que generan todas estas situaciones. Parece eso que dice usted, che, un Hulk entre las ropas...