Ayer a la tarde, martes 22 de enero de 2008, cerca de las 20 horas, necesitaba comprar un par de boludeces y entré a un local de una conocida cadena francesa de hipermercados ubicado en la zona Norte del GBA, muy cerca de la General Paz.
Encarando hacia el fondo a la derecha, súbitamente me topo con banners, punteras de góndola, cenefas especiales, carteles de colores chillones.
¡Vuelta al Cole!
¿Eh?
Highlighters de colores flúo, repuestos de hojas rayadas y cuadriculadas, inútiles transportadores, colas en pomitos transparentes, todo el arsenal.
Me restregué los ojos, pensando que me había bajado no de mi auto sino de una versión trucha del De Lorean de Marty McFly, y verifiqué que no estábamos a fines de febrero.
Deformación profesional: me imaginé al encargado de marketing de la cadena negociando estas cosas con sus pares de los proveedores... a comienzos de diciembre, cuando los infantes todavía no habían terminado el ciclo lectivo anterior.
Me pregunto cómo habrán sido las caras de ambos lados de la cuerda: ¿estaremos haciendo lo correcto? ¿a esto llamamos vida? ¿es esto un sistema sano de competencia capitalista?
A ver si nos entendemos: yo vivo de situaciones como esta, es decir, de cosas que yo quiero que vos compres para que yo pueda ganar más dinero. Pero esto ya pasa la raya de lo razonable.
Hace muchos años llegué en pleno abril a una ciudad pequeña del Medio Oeste de Estados Unidos. Fui por laburo y cuando estaba entrando con mi auto en el hotel vi que el parque que está justo enfrente estaba todo decorado con motivos navideños rojos y blancos, y una sustancia blanca de consistencia dudosa y aspecto de nieve estaba esparcida por toda su superficie, canteros, faroles, bancos, etc. Luego de la sorpresa inicial, me dije: "Estos gringos sí que no pierden tiempo para las promos de fin de año: las empiezan en primavera". Cuando le pregunté a los locales por qué tanta anticipación, se rieron y me contestaron: "No, es que Arnie Schwarzenegger está en la ciudad filmando una película que se llama Jingle all the way".
Por una vez le ganamos a Hollywood. La realidad imita al arte, como decía un ingeniosísimo irlandés.
Y cada vez estamos pior.
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17 comentarios:
Históricamente, las campañas y promociones comenzaban un mes antes (más o menos); ahora las luces navideñas aparecen en noviembre, los útiles escolares en enero, los huevos de pascua en febrero y Crónica anuncia que faltan "tantos días" para que comience el invierno mientras nos cocinamos con 40º a la sombra.
Es tremendamente angustiante esa carrera de anticipación porque me instala en un tiempo que no es el mío y anticipa en mi incosciente un hito que mi hoja de ruta instalaba más adelante.
Y si los signos confunden no cumplen con su cometido, me parece.
De marketing no sé nada, pero de puro rebelde no pienso comprar ni una goma de borrar mire lo que le digo!
Creo que dentro de esta guerra, las armas más agresivas terminan siendo esos malditos carteles.
Menos mal que cuando era chico esto no pasaba, ya era un bajón el día anterior a clases, ni me imagino si afuera de la librería del barrio, en plenas corridas con bombitas de agua, aparecía uno de estos prepotentes estandartes que nos dice "Vuelta al cole!" en pleno febrero ¿que carajo te pasa? lo cagabamos a bombazos. Hubiera estado divertido, ojo. Saludos!
Tanta antelación es una manera morbosa de no vivir el presente, de vivir descalzados de la realidad.
Un aquette.
Countess, exacto, yo detesto que un gordito marketinero (por qué me los imagino gorditos, no sé, porque muchos no lo son) me establezca las prioridades me molesta sobremanera. Y me retoban también, por supuesto.
Darío, esa es otra buena: los gorditos eran unos nerds que ansiaban volver a la escuela a encontrarse "con sus compañeritos". Gente detestable y poco confiable, si las hay...
Cosima, lo suyo es más grave: está diciendo que ya soltaron amarras los "responsables" de tal campaña, lo cual abona mi teoría que después de un nivel razonable, todos los marketineros se fuman un buen porro cuando encaran su tarea.
-Amor- Ie dijo la esposa al gte de marketing del super –este año nos vamos en febrero.
- Sabés que eso es imposible- En febrero debo encargarme de la vuelta a clases,
-Eso o el dovorcio.
(la esposa 25, el 44) Corte a gte fundamentando su audaz decision:
- Pasamos la segunda quincena de enero y ya el 40 por ciento de quienes saldrán de vacaciones ya volvieron. Es probable que muchos de ellos sean previsores, no quieran padecer largas colas o supongan uqe ahora los útiles están más baratos.
- Creanme, debemos armar las gondolas ya.
Dicen que lo vieron ayer en La Mansa.
Lo unico que me gusta de Carrefour es que a veces, ponen una radio ochentosa y escucho temas de Virus y GIT
mensajero, lo contrato ya mismo: si hay algo que este blog necesita es la bajada a tierra de la idea que se me cae cada semestre. Después me cotiza el servicio por línea privada, plis. El corolario es que yo (justamente yo) sé que los marketineros son (somos) expertos en justificar lo injustificable.
La música ochentosa me deprime en general. Virus no, GIT sí. Depeche Mode, Erasure y todos esos grupos gay también me deprimen. Yo no dije que era Carrefour (je).
A mí me hubiera dado pánico si hubieran adelantado las clases para recuperar algo de lo que se perdió el año anterior. A veces se les ocurren esas cosas, como con la hora.
Ademas hay otro tema. Las clases este año empiezan el 3 de marzo.
Y si te vas en febrero, tenes q comprar antes.
Lo se porque me pasa a mi.
Es un real embole tener q armar las mochilas sin tener desarmadas las valijas todavia, y con arena en las zapatillas!
Besos
Claude, en esa paranoia anti-K coincido. Sería una actitud casi soviética esa de decretar que hay que empezar antes para recuperar. Es probable que no sucede nunca, pero es verosímil, que es lo mismo.
Qué horror, Stella. Siempre aportando el sentido común femenino. De todos modos, querida, usted está asumiendo que hay gente que se va TODO febrero (OK, puede ser que sea la última quincena, o la última semana), pero igualmente comenzar en la segunda quincena de enero es un despropósito, salvo que todo tenga motivaciones sexuales también totalmente verosímiles como las que sugiere el mensajero por ahí arriba...
Roedor, se que es un desproposito, y me niego a ir al super ese que ud nombra, en donde los lápices, cartucheras, hojas y cuadrenos tienen un tamaño enorme y me remontan a alguna pesadilla!
Tengo miedo de que cobren vida!!!
Querido Roedor: ¡Felices Pacuas!
Ah! Ahora entiendo! Hay que ir a comprar en enero!!! Porque para cuando llego yo nunca queda nada.
Stella, yo a veces tengo esa sensación cuando vienen esas "compras de temporada", me imagino espíritus malignos acechando y metiéndose dentro de mi billetera, etc.
Julito, no mente al diablo, por favor, que vamos a terminar comprando turrones y maní con chocolate en invierno (lo cual sería más que coherente, en realidad).
Incondicional: esa es la razón detrás de todo esto. Hay gente que ese argumento lo plantea en serio, y así tenemos lo que tenemos...
Lo "pior" no es la campaña de marketing. Lo "pior" es que la gente las compra. Si el irlandés se levantara de la tumba, flor de comedia escribiría con tanta letra que le da esta sociedad.
Gabriel Garcia Marquez solía decir que el en realidad el solamente es periodista y que lo que escribe apenas si se acerca a la realidad que conoce.
La campaña de marketing la planificó algún tarugo en el otro lado que está en estación inversa y compró para toda la región pues le salió barato...
fraterno
js
En la mente de todo marketinero, lucy, hay una entelequia que le da vueltas: el consumidor piensa exactamente como yo, por eso soy un genio, me anticipo a la tendencia, el tipo me ama, compra el producto y yo me lleno de oro y/o quedo bien con mi jefe. Siempre va a haber un gil que piense que está OK adelantarse. Es más, hasta puede que tenga razón porque se saca el problema de encima sin colas y además se ahorra unos mangos. Todos sabemos que cuando se viene la high season de cualquier cosa en este país, los precios inmediatamente se van para arriba.
Pero conceptualmente es perverso este asunto. Es como comerse el tiramisú antes de servirse el dry martini.
José, gracias por pasar. Eso también puede ser cierto. Estamos todos en la misma zona del Río Grande para abajo. Un viejo chiste narra la historia de un CEO diciéndole a un manager que está en Panamá al que le surge un problema en Río de Janeiro, que se tome un taxi para resolverlo.
Me fascina la expresión "tarugo". Acá en Buenos Aires no se usa mucho pero está buena.
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