viernes, 5 de febrero de 2010

SI, claro


Todo transcurría normalmente en el canal de noticias. La cosa pasaba en algún lugar del Congreso de la Nación,

Un móvil en vivo, un vicepresidente pusilánime, un legislador ídem y otro nabo afín decidiendo qué hacer acerca de un golden boy en decadencia. Nada importante, por supuesto.

Lo que realmente importaba pasaba en el móvil. Y en el canal por supuesto, donde una talking head "rubia" y ligeramente entrada en carnes, con peinadito melenita más bien ridículo, dialogaba con una movilera ubicada estratégicamente en el lugar de los hechos.

Melenita quería hacer gala de sus conocimientos sobre el tema elaborando y elaborando y elaborando sobre lo que trabajosamente la movilera enviaba en vivo y en directo desde el bolonqui propiamente dicho.

Se notaba que el clima en el Congreso no era de lo más calmo. La puerta que se intuía detrás de la movilera se abría, se cerraba, se abría, se cerraba, intensidad de momentos de decisión. La movilera quizás era algo mayor que Melenita, pero tenía algunas diferencias: era morocha, pelo más bien largo, y vestida con un vestidito/remerita que le dejaba los hombros y algo más al descubierto. Era más bonita y simpática que Melenita. Se notaba que no la tenía fácil, sin embargo: cada tanto se corría ligeramente hacia la izquierda, o hacia la derecha y hacia allí la seguía, segundos más tarde, el camarógrafo, para que la imagen dual, mitad de pantalla para la movilera, mitad para Melenita, no sufriera ningún tipo de des-balance. Lindo, che. Toda una poética de la estética visual la transmisión.

Melenita acotaba, movilera respondía, daba updates de la cosa, presuntas posiciones políticas de los tres involucrados, conjeturas sobre definiciones, quizás declaraciones, era tan intenso el vértigo en el móvil como la quietud en los estudios. Melenita, impertérrita, mostraba sus bíceps de gimnasio a los que no les hubiese venido mal algunos centímetros menos de diámetro.

Mientras tanto, la movilera estoicamente aguantaba los embates de Melenita, le aclaraba, le apostrofaba, le reiteraba, le confirmaba hasta que en un momento se le iluminó la mirada cuando alguien de detrás de la puerta misteriosa le acercó a la horda de movileros una hoja escrita, escueta, típico comunicado de prensa de funcionarios o legisladores que no quieren hablar porque les embola: presta y resuelta, con oficio, la movilera se hizo de uno de los ejemplares y sin decir agua va lo leyó de un tirón frente a cámara, casi sin tropezarse y con un ligero acento provinciano.

Ya está, debe haberse dicho para sus adentros. Con este informe, más el comunicado oficial del trío pelota, en media hora estoy en mi casa clavándome una birra o fumándome un fasito.

Nones.

Melenita, impertérrita, luego de escuchar la lectura casi impecable del comunicado, procedió a inquirir por más detalles acerca del resultado de tal negociación, reunión, cónclave, camarilla o como se llamara a ese rejunte de inútiles. La movilera, luchando con un audífono rebelde que no se quedaba encajado en su oreja izquierda, le aclaraba, le reiteraba, le apostrofaba, etc., y ante cada nueva intervención de melenita, asentía con cara de paciencia equivalentes a un "Sí, claro, y sí, más bien, boluda, no se desprende de lo que te dije o las orejas las tenés para cuando les toque volar a los chanchos como vos?"

La movliera seguía peleando una lucha desigual (y perdedora) con el audífono, al tiempo que seguía reiterando lo i-reiterable: lo que había dicho apenas segundos atrás. Pero aparentemente Melenita no se daba por aludida. Melenita seguía repreguntando, inclusive, para que no queden dudas y para no generar baches (¿para estirar, quizás?), terminando sus oraciones con el nombre de pila de la movilera, de modo de darle el pie para que siga elaborando, bla, bla...

Así transcurrieron un par de peloteos más hasta que la movilera le redondeó la idea, sugirió que ya estaba todo OK... y en ese momento ocurrió lo inevitable. Melenita volvió a la carga y en la pantalla se vio el gesto inconfundible de la movilera: echó casi imperceptiblemente los hombros hacia delante, como rindiéndose, abrió apenas un poco más los ojos, como quien se desinfla ante un embate más, como que es demasiado para soportar, como diciendo "que pretende Ud. de mí", parafraseando a la Coca Sarli.

Dado que el laburo es el laburo, la movilera contestó por última vez a la (supuestamente) última requisitoria con una expresión de fastidio notoria y con signos visibles de su malestar: la sección de su cuello y comienzo del tórax ya mostraba un ligero brillo, producto del calor que debía hacer por ahí. Cada 5 segundos, la movilera adicionalmente arreglaba con su mano derecha (la otra sostenía el micrófono) el jopo/flequillo que caía sobre su frente. Ya había admitido su derrota ante el audífono rebelde, y probablemente estaba contenta porque podía hacerse la estúpida ante otra pregunta más de Melenita, quien en un momento casi pierde su compostura cuando la movilera le dijo: "Disculpame, no te escuché, ¿me podés repetir?".

Finalmente, la nota terminó en algún lugar intermedio entre la información y la lucha de egos. Nadie, y por supuesto yo tampoco, sabía muy bien qué había pensado Cobos o Prat Gay o el otro nabo que estaba allí: lo que sí fue interesante es verificar que quizás Melenita tenía algo con la movilera, y quizás se lo estaba haciendo saber.

Lo que es real, lo que es concreto, luego de este episodio, es que la realidad en realidad no importa. Lo que importa son las formas.

¿O no?

7 comentarios:

La condesa sangrienta dijo...

La tv., mayormente, es una porquería todo el año pero, en verano, es incomible.
Los noticieros han dejado de existir como tales para convertirse en una especie de novelón non-fiction que da la noticia en capítulos, la estira y la repite para cubrir una hora.
El tema de los noteros, cómo los tratan y a qué los obligan, es indigno.
Para peor, aseguran que es lo que 'la gente' quiere. Yo soy 'la gente' no quiero eso y hace rato que no miro tele.
Prefiero que usté me cuente de Melenita, antes que verla.
beso

Roedor dijo...

Es cierto, los noticieros son en general actuaciones exageradas en "oposición" y "oficialismo", según el canal que se mire.

En realidad la heroína de la historia no era Melenita sino la movilera, que era mucho más simpática y bonita, pero que se notaba que tenia los huevos al plato.

estejulioesuno dijo...

perdiste el mando a distancia o estás loco. No es sano lo que hiciste.

julio dijo...

perdiste el mando a distancia o estás loco. No es sano lo que hiciste.

Roedor dijo...

Julito, no me sea reiterativo, no me sea.

Además, yo no hice nada.

Fue Melenita.

brasil dijo...

La dialéctica de la boludez. Melenita hablando boludeces y nosotros mirando boludeces. Con todo respeto

¿cómo anda amigo Roedor?

Roedor dijo...

Y sí, brasiliensis, la situación daba para mirar boludeces, lo que sucedió es que la cáscara era mucho más rica que lo que (supuestamente) había dentro.

Yo ando bien, che, espero que Ud. también. Se podría escribir algo y dejar de joder, ¿no? (Salvo que lo haya hecho recientemente, ahora voy a ver).