martes, 13 de mayo de 2008

Tragedy

Veo las noticias, y verifico que un cacho de viento en Birmania/Burma/Myanmar/whatever se carga arriba de 200 lucas de gente.

Mucho, ¿no?

En China, terremoto, 10 mil tipos abajo.

Un volcán se pone loco y te llena de cenizas la mitad Sur del país, inundaciones, tornados en el Caribe, ola de frío o de calor en cualquier lado. Personas que mueren, todo sucede TAN lejos...

Anoche soñé que pasaba "algo" en Buenos Aires, no recuerdo bien qué pero la sensación que tenía era como que desaparecía la mitad de la provincia de Buenos Aires o estaba por desaparecer, que algo siniestro se aproximaba (y eso que Duhalde dijo que no volverá a presentarse a elecciones...).

Entre los múltiples flashes que deja un sueño, ese patchwork incompleto que en su totalidad hace sentido (como se diría en Spanglish), recuerdo que aparecía el Lord Mayor de la ciudad donde nací y vivo diciendo que no había que alarmarse porque la metrópoli tenía infraestructura para el "aguante" (una contaminación de las declaraciones estilo García de Mrs. President).

El flash subsiguiente era: él y algunos de su calaña huían literalmente hacia los countries de la zona Norte, pensando que allí iban a estar a salvo, que la Parca no se iba a encargar de ellos, que estaban seguros en sus bunkers, tras las rejas y separados de la chusma que quedaba a la buena de Dios...

Me acordé de una escena que creo relata Ernesto Guevara de cuando todavía estaban en Sierra Maestra, durante un ataque sorpresivo del ejército cubano a las fuerzas rebeldes. Uno de sus compañeros tenía tal cagazo del tiroteo que para "protegerse" se escondió detrás de... ¡una caña de azúcar! El Che no sabía si seguir cuerpo a tierra para que no lo maten o ponerse a reír como un loco ante tamaña ridiculez. Finalmente, no lo mataron de puro orto, cuenta Guevara.

Estamos todos escondidos detrás de cañas de azúcar y nos están recagando a tiros, eso es lo que pensé después de despertarme y hacer el wrap up del sueño.

Todo es frágil, el mundo está dado vuelta y los mauricios del planeta pueden pensar por un momento que su situación es diferente. Pero no lo es.

Mientras tanto, yo cada vez que salgo a la calle miro hacia arriba para ver si caen cenizas de volcán o de bosques incendiados adrede.

No sé para qué, porque igualmente me la van a poner.

¿De qué estaba hablando? ¿De fenómenos naturales?

Ja.

Qué ingenuo.

3 comentarios:

Stella dijo...

Tengo la misma sensación.
Acá no necesitamos ni plagas, ni maremotos, ni tornados, ni tsunamis. Los tenemos a "ellos".

Un beso!

Anónimo dijo...

es que vivimos en un eterno martes 13.

Roedor dijo...

Stella, "ellos" me hace acordar a Godot, y me da incertidumbre, o a los monstruos innombrables que (no) describía H. P. Lovecraft y que me causaban terror de adolescente.

Afortunadamente (¿afortunadamente?) a estos los conocemos con nombre y apellido.

Anónimo, no mente al diablo que el día todavía no terminó...