Ni el asesinato de Bhutto. Ni la crisis de los rehenes en la selva colombiana. Ni la valija de Antonini Wilson. Ni el fantasma de la inflación. Ni el incremento obsceno del impuesto ABL en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La realidad es que en la mayor parte de las panaderías de los barrios de Belgrano y Núñez (o sea, el 95% del universo que vale la pena), hay desabastecimiento de los productos que provee una empresa cuyo nombre evoca a algunos cuerpos celestes oriundos de una provincia española.
Dicen que "se tomaron vacaciones". Yo no les creo. Acá hay una mano negra.
Estoy en serios problemas.
Décadas gambeteando la terapia y mirá vos qué motivo me encuentro a mi edad...
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