sábado, 27 de octubre de 2007

Die Happy

Una conocida marca de ropa deportiva, MUY conocida, se cansó de que sus usuarios gorditos con plata no se identifiquen con megaestrellas ultracompetitivas y decidió bajar al llano.

Su eterna segundona y competidora, que fabrica las zapatillas que yo prefiero para jugar al básquet, ya le había tomado el pelo en una excelente campaña de vía pública reciente, mostrando fotos de atletas extenuados, con leyendas del tipo "¿viste? ahora no podés caminar" y ese tipo de cosas, rematando con "Disfrutá correr".

Los publicitarios y marketineros (dos niveles subhumanos) llamamos a esa apelación "aspiracional": es lo que vos querés ser. Traducción: jamás en la perra vida vas a pegarle como Tiger Woods, pero si usás la remerita de 500 mangos por ahí alguna minita te la cree.

Esa misma marca ahora auspicia una carrera de 10 kilómetros en Buenos Aires, con la consiguiente campaña en vía pública que contiene frases como "dale un susto a tu panza, corré los 10K", o "batí tu record, llegá hasta la línea de largada".

Jaja.

Qué tipos ingeniosos.

Estos inconcientes olvidan que no cualquiera está en condiciones de correr 10 kilómetros sobre el asfalto de esta ciudad. Conozco tipos que corren desde siempre y cuando se preparan para maratones (OK, son 42 kilómetros, no 10) están tres semanas antes entrenando, con pautas y ejercicios rigurosamente programados, sin pasarse una línea ni para atrás ni para adelante. Y aun así terminan destruídos.

Muy lindo todo, espero que pongan unas cuantas ambulancias en el camino. Debería ser un detalle menor, pero estas apelaciones a lo temerario y hasta a lo imposible con el único objeto de vender un par más, un equipo más, ya me tienen los huevos al plato, con perdón de la mesa.

Yo sigo comprando las de la letra R. Por ahí, si las ventas de la otra bajan por mi acto soberano, lo echan al gerente de marketing. No sería mala idea.

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