Por lo tanto, nunca estuve en Florencia. Me encantaría ir, y no por razones “étnicas”. Debo ser uno de los pocos en este país que en su familia, tanto por parte paterna como materna, no tiene ni una gota de sangre italiana. Criollitos y eventualmente españoles, pero nada más.
Mi amigo G. visitó Florencia más de una vez, y hace mucho me contó que en una oportunidad, cuando andaba paseando por la Piazza Della Signoria, vio a unos cuantos veinteañeros de ambos sexos inclinados sobre unos anotadores, lápiz en mano, mirando alternativamente hacia arriba, y luego hundiendo la cabeza en el block, y así. Cuando tuvo un panorama más completo, al avanzar caminando, advirtió que lo que miraban con atención era la réplica del David de Michelangelo Buonarroti, cuyo original está (según me dijo) protegido de la intemperie y la barbarie en una galería medio concheta, como todo Florencia, bah.
Los veinteañeros eran estudiantes de una de las tantas escuelas de arte de la ciudad, y estaban practicando. Pavada de modelito se buscaron…
Qué nivel.
Yo siempre estuve en Buenos Aires, soy un típico nyc, y pese a que he tenido la suerte de estar en unos cuantos lugares muy lindos fuera de acá, todavía me gusta apreciar sus “bellezas naturales”.
Entre ellas, esta que hay acá abajo, que de natural no tiene nada, pero me gusta igual.
No es comparable al detalle del pitín de David, pero tiene sus costados sutiles, y al mismo tiempo es grande e impresiona. Se abre y se cierra. Se ilumina. Se apaga. Muta. Es varias obras de arte en una, pero es una obra de arte al fin. Al menos, eso pensé cuando hace un par de días pasé por allí en mi auto, transitando el viaducto Facundo Quiroga que sale justo al ladito de Canal 7, y donde vi a unos cuantos veinteañeros de ambos sexos, inclinados sobre unos anotadores, lápiz en mano, mirando alternativamente hacia arriba, y luego hundiendo la cabeza en el block y así.
Me acordé de la escena que me contó mi amigo, de Florencia, de Buonarroti, de la Galleria dell’Accademia (tal el nombre donde está el original del David, me acordé), etc., de lo bueno que es que la “gente joven” en este país retrasado aprenda a apreciar las obras de arte urbanas, aunque no estén hechas de mármol de Carrara sino del material con el que se hacen el fuselaje de un avión de pasajeros.
Cuando doblé por Figueroa Alcorta hacia el Norte, me di cuenta de que había más veinteañeros (y no tanto), que todos tenían blocks y lápices, pero que miraban hacia arriba y hacia abajo con el objeto de concentrarse mejor y completar unos formularios que les habían dado en el Canal 7 para participar en castings, con el objeto de ser actores/actrices en la programación del canal.
Qué nivel.