miércoles, 27 de agosto de 2008

New drugs


No recuerdo si en Brave New World ó 1984 o en una de esas distopías algunos personajes, para evadirse de la cruel realidad, se ponían a tomar, chupar o saborear algo, una sustancia, una cosa, o se conectaban de algún modo a algún tipo de cordón umbilical o sucedáneo que los alejaba, aunque sea por un momento, de la dura tarea de ser ellos.
Vivir en Buenos Aires, se sabe, no es algo sencillo, y en estos días me ha tocado andar de acá para allá en auto, en subte, en tren, caminando, por el centro, por los barrios más poblados (f***ing Belgrano, una excelente semblanza puede encontrarse aquí) y otros no tanto.
En casi todos esos lugares, a cualquier hora, en cualquier circunstancia, llueve o truene, haga sol o esté nublado, ruidoso o calmo, siempre hay alguien que está mandando un SMS.
O lo está leyendo.
O lo está borrando.
O lo está sufriendo.
Mirar las caras de los pasajeros del subte (la mía puede ser una de ellas) no es lo mejor que te puede pasar en la vida. Pero no puedo sino sentir algo de zozobra cuando veo que estando sentados o parados, todos los zombies ejercitan su pulgar derecho (eventualmente izquierdo), se ríen, miran al techo, al suelo, a los vecinos como buscando aprobación sobre lo que nunca leímos ni leeremos, solipsistamente gozando ese universo de aparente comunicación que les dispensa el vacío existencial de lidiar con su propio diálogo interno, o aunque sea con hojear la edición vespertina y gratuita de La Razón.
Dejando de lado a los automovilistas, que son criminales en potencia cuando envían/reciben SMS, el resto de la humanidad marcha, como los niños uniformados de la peli de Alan Parker, sin rostro, rumbo a la picadora de carne. We don't need no education. No hace falta. Mandame un texto y listo, man.


Life as we know it


miércoles, 20 de agosto de 2008

Men's Locker Room

Hago deportes en un club que conoció mejores épocas y ahora está en franca decadencia, como el país, como el barrio, como yo, como casi todo el mundo, bah.

Un par de escenas dentro de ese lugar tan loco que es el vestuario masculino. En ese tipo de clubes, se sabe, no existen los compartimientos individuales para las duchas, ni los hombres andamos por ahí cubiertos de cuello a pies por toallas o trapos blancos como las starlets hollywoodenses luego de una escena de pasión.

Escena 1:

En uno de los sectores de las duchas, hay 5 de ellas alineadas y yo estoy bañándome en la segunda. Aterriza en pleno, luego de jugar un partido contra los de mi club, la primera división de rugby de un club ignoto de la zona oeste del Gran Buenos Aires. Terribles muchachones veinteañeros llenos de barro, no menos de 1,90m de estatura. El que se ubica en la ducha 4 (una de por medio conmigo, no sea cosa que nos rocemos) es un típico ejemplar alfa por cuyos servicios sexuales pagarían una pequeña fortuna algunas señoras y no tan señoras en la ciudad de Buenos Aires. Ni un gramo de grasa, abdomen tipo tablita, muslos potentes, músculos por doquier, no demasiado cerebro (y bueno, uno es prejuicioso...), miembro viril de tamaño razonable (defina razonable). Todo un stallion, hombre con todas las letras, posible profesional unversitario en carrera o recién recibido, machazo argentino reproductor gran campeón, versión local de un típico WASP. Habla con otros tres que cayeron con él en voz alta, minas con las que salen, con las que saldrán, lugares cool donde ir a tomar algo, autos que se compraron o piensan comprarse, hasta que el de la ducha 4 pone una expresión pueril y embelesada en su rostro y le cuenta a los demás:

- No sabés, boló, mi viejo se fue a Miami... Le pedí que me traiga 4 jueguitos para la Play. Llega mañana a las 5 a Ezeiza, me voy de cabeza a buscarlo sin dormir...


Escena 2:



Otro día, sin los rugbiers, hace aproximadamente un año (quizás un poco más).

Un señor mayor que juega al tenis se ubica en la ducha 6, o sea del otro lado de una especie de tabique que hay por ahí. Me pregunto porqué, dado que de ese lado las duchas son más chotas, no tienen florcita, sale mal el agua, una desgracia.

Al rato me entero de la razón. Es sábado por la tarde y al tipo le toca esa noche.

Cuando termina de bañarse, pasarse jabón, shampoo, etc., toma su prolijo toallón blanco (accesibles $ 2 en el mostrador del vestuario), se seca, toma un neceser muy prolijo color gris que estaba apoyado en unos lavabos cercanos... y se dispone a ¡afeitarse!

Un sábado a la tarde. Luego de hacer deporte.

El símbolo del relax, la cosa décontractée para mí.

Y el tipo estaba haciendo lo que yo hago habitualmente los lunes, miércoles y viernes a eso de las 7am, con la radio clavada en la AM de las noticias.

Los sábados a la tarde, que es cuando habitualmente hago deporte de manera recreativa (no competitiva), representan la anti-norma social, lo no-formal, todo eso. Y el tipo estaba con la crema yilet en aerosol, con el aparatito cortante de la misma marca. Y esa noche seguramente iba a salir con su esposa al cine, después a un restaurant con sillas de estilo español, después a su casa, después a la cama, sexo o no, y a dormir. Domingo, muy posiblemente asadito.

Lo vi varias veces, casi siempre terminaba de jugar a la misma hora que yo, evidentemente.

Y siempre era la misma ceremonia rutinaria: ducha-jabón-shampoo-enjuague-secado con toallón blanco-neceser gris-afeitada. Y yo riéndome por dentro.

Hace cerca de un año, algunas cosas cambiaron para mí. Para peor, algunas. Muchas otras, para mejor.

Sigo yendo a ese club, sigo haciendo deporte, el tipo también.




Mi neceser es azul, para que no haya confusiones, ¿vio?

¿De qué te reís, boludo?


La historia, vagamente, viene así:

Cuando hace unos 15 años en Hollywood estaban produciendo la versión con actores de "The Flintstones" (Los Picapiedras, para nosotros los sudacas), le hicieron un reportaje a uno de los guionistas, quien contaba que en las charlas de preproducción, a uno de los personajes (me parece que era el que hacía Halle Berry) le querían poner Rosetta Stone.

Muy gracioso, me dije para mis adentros.

Seguí leyendo, y el tipo (quien obviamente conocía a sus compatriotas mejor que yo), dijo que al final lo habían descartado y la habían dejado como "Miss Stone" a secas o algo así, porque la opción era "que se rían 4 arqueólogos o la mayoría de la gente que iba al cine, y preferimos esto último". No soy arqueólogo pero leí algo (además de ver a la vera Rosetta Stone de cuerpo presente en el British Museum hace unos años, bien robadita como casi todo lo que hay ahí dentro), y el chiste me pareció ingenioso pero algo elitista.

Toda esta introducción es para afirmar que no todo el mundo se rie de lo mismo.

Yo, por ejemplo, además de disfrutar a The Muppet Show, Seinfeld, Curb your Enthusiasm, Mel Brooks, Monty Python y unos pocos más, me divierto muchísimo (como antiguo estudiante de inglés) con el Spanglish, bastardeado recientemente por un mediocre humorista que escribe en el mediocre matutino de los Mitre, y rebautizado "Brutish English".

Basil Thomson era un tipo que escribía en The Buenos Aires Herald entre la década del '40 y la del '70, y solía encontrarse con un amigo también de origen británico que vivía acá y con quien jugueteaban con la idea de hacer un diccionario "Irish porteño". Compartían tecitos en la Av. de Mayo y la historia era que pagaban la cuenta una vez cada uno. Un buen día uno de ellos no se acordaba si era él o el otro quien debía garpar, y pensando en voz alta, dijo "I think that it touches to me", literalmente: Creo que me toca a mí (lo correcto habría sido "I think it's on me").

Eso lo llevó a escribir una saga de artículos en forma epistolar titulados Ramon Writes ("Ramon escribe" Thomson escribía el nombre sin tilde), donde un joven tarambana vividor que estudiaba inglés hacía como que le escribía a su mentor en ese idioma para practicar, etc.

Esos artículos fueron compilados un par de veces en forma de libro que se agotó rápidamente y ahora el Herald lo reeditó, para placer del equivalente de los "4 arqueólogos", o sea yo y unos cuantos (cuantas, porque las mujeres son mayoría entre las traductoras, su principal público).

La gracia entre los pro es encontrar qué expresiones son realmente erróneas y cuáles no lo son, pero ese juego ya es para gente entrenada y yo soy simplemente un apreciador.

Va fragmento. Y bueno, yo me rio con estas cosas, quevoyacer...


If I have not cut off the head of my mother-of-law it is only because God is big. I have demonstrated an only patience because now that Esther is reestablished there does not exist a motive for her mother to remain. Less bad, because I cannot support her any more.

Last week there came of visit a brother of Esther. He saw how it was and says to me: "But don't preoccupy yourself! You want the old woman to go? It is easy. What you have to do is make the hint that the old one, when he is left alone, diverts himself as never. Then she leaves flying. "You see" -he tells me in confidence- "the old man is an old green one. It makes not much time that he diverted himself with a little manicure."

It is a good thing Arturo tells me. When next she comes of visit I keep this information up my shirt, as you say in English, and if i see that things do not go well, I let fall that about the manicure. Arturo is good to have here. He makes me company. The only thing bad is that he is interesting himself in the little daughter of the cook. That is not good. I know how to comport myself. Arturo is young, and I don't want any bundles here, especially with Esther in her state of delicacy.